Ser una marca sustentable y responsable en el 2020 no se refiere únicamente a los procesos de manufactura, sino también a la manera en que se aporta a las comunidades durante situaciones de emergencia extrema, es el mensaje que busca incentivar Clarissa Egaña con su marca Port de Bras.
El viernes 13 de marzo fueron anunciados los primeros casos de COVID-19 en Venezuela, en cuestión de horas ya se habían agotado las máscaras médicas en las farmacias, por ende, Egaña junto a su equipo, decidieron empezar a fabricar mascaras para donar hechas a partir de los retazos de sus telas para que las personas puedan utilizar en el transporte público.
Sin saberlo, Clarissa había empezado un efecto de bola de nieve ya que, la iniciativa se fue popularizando a través de las redes sociales haciendo que un gran número de personas solicitara su máscara y que otras marcas decidieran fabricar sus versiones.
Pero hay que tomar en cuenta, que las máscaras fabricadas por Port de Bras no son para uso médico sino para usarlas durante momentos breves.
Tela ecológica
Las mascaras están hecha con retazos de tela ecológica, anti humedad y anti bacterial, que es la misma que utilizan para fabricar sus piezas de athleisure. El protocolo para utilizarlas es bastante sencillo, se reciben, se lavan bien y luego se utilizan sin tocarlas, hasta quitarlas y volverlas a lavar.
Luego del domingo 15 de marzo cuando se decreto oficialmente la cuarentena en Venezuela, Clarissa se quedo en su taller ubicado en su hogar con solo dos personas de su equipo que decidieron pasar este tiempo ayudando con la elaboración de las mascaras y poder producir aproximadamente 100 máscaras diarias.
Día a días los pedidos aumentan y Port de Bras sigue apostando por la solidaridad durante esta pandemia. Clarissa ha logrado demostrar que el sentido de responsabilidad de su marca definitivamente trasciende cualquier barrera de la moda, ya que busca aportar su granito de arena ante las crisis reales y globales.
Blue Press Service
Foto: @portdeabras