Mientras las frases “Venezuela se arregló o Venezuela está mejorando” se acuñan con más frecuencia dentro y fuera del país, como una especie de palabras hipnotizadoras. Los empresarios de las industrias venezolanas, que aún se mantienen esperanzados por el resurgir económico de la nación, opinan todo lo contrario, alegando que aunque hay más expectativas, aún Venezuela está muy lejos de arreglarse.
En una entrevista a El Informador Venezuela en pleno corazón de las zonas industriales del estado Lara, Mahomed Hussein director de la Cámara de Industriales, en compañía de su presidente Joel Segura y el expresidente de Fedecámaras Lara, Giorgio Reni, aseguran que no se puede hablar de una mejoría en Venezuela, cuando la capacidad instalada de estos primeros cuatro meses del 2022 es apenas del 26 %.
Explican que los cortes eléctricos, sumados a las fluctuaciones de servicio, así como la escasez de gasoil, impiden que las industrias del país comiencen a producir como debe ser, debido a que no hay garantía de operatividad continua.
Hussein recuerda que hace dos años y en plena pandemia la capacidad instalada llegó a estar en16 %. “Y ahora que la pandemia se redujo y que de cierta manera hay unos pequeños avance en materia económica, la industria sigue sobreviviendo, porque no supera el 30 % de su capacidad instalada”.
Precisa que esa poca operatividad que se evidencia, obedece más que todo al sector farmacéutico y al alimentario. Mientras que la industria del plástico y tecno metal sigue siendo la más perjudicada.
Joel Segura dice que mientras no haya una planificación para los cortes eléctricos, las empresas del sector industrial no podrán arrancar como es debido.
“Anteriormente había empresas que trabajaban en los tres turnos, mañana, tarde y noche. Pero hoy, la mayoría de estas industrias solo funciona de acuerdo a los cortes eléctricos, es decir que prácticamente operan un solo turno, ya sea en la mañana o en la tarde.
También señala que otro de los grandes problemas a lo que se enfrentan los empresarios industriales, es a las fluctuaciones, que puede ocasionar daños en la máquina de inyección las cuales después de ser encendidas no puede apagarse bruscamente, porque puede provocar el daño de la máquina o la perdida de la materia prima.
Giorgio Reni en ese sentido dice que al final quien termina pagando los platos rotos es el consumidor final. Porque para que una empresa industrial se mantenga requiere de plantas eléctricas, que ahora son utilizadas como plantas generadoras de energía a casi tiempo completo, cuando su función es de emergencia.
Además menciona que cada empresario debe garantizar el gasoil tanto para las plantas eléctricas, como para sus camiones, los cuales en este momento para el sector industrial es un gran problema, debido a la escasez que hay en el mercado.
Es por eso que los empresarios consultados coinciden en que es imposible hablar de recuperación cuando la productividad ha caído en un 74 %. Sin contar con las limitantes que tienen los empresarios que producen en Venezuela, quienes para poder importar materia prima deben pagar altos aranceles, a diferencia del comerciante que importan el producto terminado.
Anderson Piña Pereira
Fotos: Julio Colmenarez