En la medida que aumenta la cantidad de adultos mayores en las calles también los testimonios de este grupo de la población que se han visto forzados a trabajar vendiendo golosinas o limpiando casas ante la dificultad para cubrir sus necesidades básicas.
Uno de los cientos de casos, es Luisa, nombre ficticio, solicitó resguardar su identidad, quien siempre se dedicó a su casa y el proveedor era su esposo, podían vivir con un sueldo hasta que él se enfermó y la pensión se volvió `sal y agua´., “Mi esposo me ha mantenido durante todos estos años, ahora me toca a mí ayudarlo”.
Así que, por primera vez fuera de su hogar a los 65 años de edad y 46 de casada, aferrada a su fe salió a trabajar, limpiando casas por día. “Le confieso que en el camino se me hizo un nudo en la garganta y hasta lloré y no porque tuviera que trabajar sino por la triste situación de mi país”.
Como ella, decenas de adultos mayores, caminan de un lado a otro, abordan busetas del transporte público para vender chucherías en medio de la férrea competencia, que por la brecha generacional para ellos significa un esfuerzo mayor.
Con una pensión de 130 bolívares mensuales y una inflación galopante, a partir de enero de este año, el Gobierno empezó a otorgar el denominado bono de “guerra” de Bs. 360 a través de la plataforma Patria y sigue siendo insuficiente.
Mariluz, así a secas, a sus 67 años no aguanta el “trote” que supone recorrer a pie el centro de la ciudad, y todos los días se sienta a un lado de la entrada de un edificio en la esquina de la calle 23 con carrera 18, de Barquisimeto, a vender caramelos, chupetas y cigarros en los cuales invirtió esos 360 bolívares del bono, detalló.
“En unos días se vende más que otros, lo importante es que todos los días caiga algo en las manos, No me gusta andar pidiéndole a la gente. Siempre he trabajado y gracias a Dios soy sana”, comenta.
Envejecimiento sin protección
Luis Francisco Cabezas, presidente de Convite, en conversación con El Informador Venezuela, expresa que en el país un alto porcentaje de adultos mayores están en condiciones precarias.

Al preguntársele, acerca de la cantidad de personas personas de la tercera edad que han retornado al mercado laboral, respondió que más que un estudio, la realidad está a la vista y cada vez es más frecuente ver adultos mayores con un termo vendiendo café en una esquina, a la salida de una institución pública. “Y tiene que hacerlo porque con la pensión no pueden sobrevivir”, afirmó.
Advierte que en Venezuela el proceso de envejecimiento de la población va avanzando a un ritmo más acelerado que el marco de protección.
En el país son cerca de cinco millones de adultos mayores que reciben una pensión inferior a seis dólares mientras sus necesidades son enormes en cuanto a alimentación, salud y recreación, que son elementales para el ser humano, detalló.
“Generalmente siempre se habla de alimentación, pero la gente no vive solamente para comer sino que requiere también derecho a vestir, calzar y la recreación y todo ello está negado para los adultos mayores en Venezuela”, sentenció.
Explotación laboral
El presidente de Convite manifestó que hay adultos mayores que sobreviven, en primer lugar porque reciben ayuda de familiares, vía remesa, y éstas también se han reducido tanto en regularidad como en cantidad”.

En segundo, porque han tenido que salir a ejercer la economía informal para “rebuscarse” y otros pidiendo dinero en la calle, “lo hemos visto”, dijo Cabezas.
Otros buscan empleo, y en muchas ocasiones, son objeto de explotación laboral, ya que son contratados sin un contrato laboral o en situación desfavorable, advirtió.
“Si ahorita revisamos en buena parte de los lugares, la mayoría de vigilantes de apartamentos, edificios, son hombre adultos mayores que laboran en condiciones no muy claras y perciben una remuneración precaria. Incluso en el Plan Chamba Mayor».
Será bueno conocer el contrato de quienes laboran en Chamba Mayor, porque las personas no pueden trabajar por una bolsa de comida, las personas tienen derecho a prestar su fuerza de trabajo y percibir una paga por eso, enfatizó.

En sus palabras, recibir una bolsa de comida es una forma de “esclavismo moderno”, porque la gente tiene derecho a percibir un salario y decidir qué comida comprar, cuándo y cómo se lo como”, pero cuando le pagan con una bolsa no tengo derecho a elegir.
Recurren a pócimas y brebajes
Enfatizó el presidente de Convite que los mayores abandonan los tratamientos debido a la dificultad de acceder a los medicamentos y recurren a pócimas, guarapos y brebajes. Para regular la tensión comen dientes de ajo.
El lozartán potásico es un medicamento básico, no es de alto costo. Sin embargo, aunque este en oferta no baja de los cinco dólares la caja. “Esa es foto dramática de la realdad que viven los adultos mayores”.

Añadió Francisco Carmona, coordinador regional del Comité de Derechos Humanos de Pensionados y Jubilados del estado Lara, muchos pensionados y jubilados ha tenido que salir a calle a vender chucherías y otros a mendigar para poder subsistir.
Peros además muchos están solos porque sus hijos se han migrado y muchos están criando a los nietos cuando deberían estar gozando de la “época dorada” .
Sin protección jurídica
Cabezas afirmó que los adultos mayores están desprotegidos porque no hay una una legislación específica, más allá de la Ley de Servicio Social, que a su juicio es «vaga y con enormes vacíos, en la que se mezclan distintas poblaciones. Incluso personas en situación de indigencia y personas con discapacidad».
Asimismo, a nivel municipal, existen ordenanzas que abordan “tímidamente” algunos lineamientos jurídicos de protección, pero sin un marco rector, acota.
De igual forma existe un instituto INASS (Instituto Nacional de Servicios Sociales) – que debería regir las políticas públicas de la personas mayores no cumplen tal función, cuestionó.