“Todo el mundo odia los ponches”, dice Luis Arráez.
Es cierto, le responde un periodista al toletero venezolano, pero seguramente tú los odias más que nadie, ¿no? (Después de todo, el jugador de los Padres no se ha ponchado en un mes completo).
“Todo el mundo odia los ponches”, repite, y luego finalmente concede, al menos un poco. «Pero especialmente yo”.
Incluso según sus altos estándares, Arráez está en una racha impresionante. No se ha ponchado desde el 10 de agosto en Miami. Lo ha hecho sólo tres veces desde el 4 de julio.
Con su actuación de tres hits el sábado contra los Gigantes, Arráez superó al dominicano Albert Pujols con la racha más larga de visitas al plato sin poncharse en una sola temporada en los últimos 20 años. Ahora está en 115 visitas al plato seguidos sin poncharse. (Mookie Betts tuvo 129 visitas al home a lo largo de dos campañas entre el 2016 y el 2017, aunque se ponchó durante la postemporada del 2016).
El siguiente en la lista de una sola campaña es Juan Pierre, quien tuvo 147 visitas al plato sin ser retirado por la vía del “K” durante el 2004. El récord de los Padres, naturalmente, lo tiene Tony Gwynn, quien no se ponchó en 170 oportunidades en 1995.
Al mejor estilo de Gwynn, no hay un bateador que esté más cómodo bateando con dos strikes que Luis Arráez en este momento. Está ligando para .279 esta temporada en conteos de dos strikes, más de 100 puntos por encima del promedio de las Grandes Ligas (.168). Es la segunda mejor marca en las Mayores entre los jugadores con al menos 100 visitas al home en dichas cuentas. (El cubano José Iglesias, de los Mets, ocupa el primer lugar con .289, aunque en 112 visitas al plato en comparación con las 267 de Arráez).
Entonces, no es que Arráez esté atacando temprano la cuenta para evitar ponches. De hecho, ocupa el puesto 14 en las Grandes Ligas en porcentaje de “take”, o de dejar pasar el primer pitcheo (entre los 259 bateadores con al menos 300 visitas).
Arráez se siente tan cómodo bateando con dos strikes que a menudo decide de antemano dejar pasar el primer strike sólo para ver lo que tiene el lanzador contrario.
Por ejemplo, Logan Webb recientemente comenzó a tirar su recta cortada con más frecuencia. Arráez lo había visto en video, pero quería verlo en persona antes de hacer swing. Por eso decidió no tirarle al primer envío en cada uno de sus primeros dos turnos.
Después de ver varias rectas cortadas en esos turnos, se sintió lo suficientemente cómodo como para atacar el primer pitcheo en su tercer turno contra Webb: una recta cortada (cutter) que Arráez conectó de hit al jardín central para un sencillo impulsor.
Es una apuesta calculada. Ningún bateador quiere empezar atrás en la cuenta, pero pocos son tan exitosos al enfrentar ese desafío como Arráez.
“Siempre dejo pasar el primer pitcheo, porque confío en mí mismo”, contó Arráez. “No importa si tengo dos strikes. Sólo quiero ver algunos lanzamientos”.
Arráez ha encajado perfectamente en San Diego desde que fue adquirido de Miami el 4 de mayo. Los Padres necesitaban a un bateador zurdo para equilibrar su alineación y alguien que se embasara para ser colocado la parte alta del orden. ¿Quién mejor?
Después de su segundo juego consecutivo de tres hits el domingo, Arráez lleva promedio de .320 en 102 duelos con San Diego. En la Era Divisional (desde 1969), el récord de hits para cualquier jugador después de cambiar de equipo a mitad de temporada es de 167, establecido por el dominicano Franklin Taveras tras ser canjeado de los Piratas a los Mets en 1979. Arráez tiene 140 hits como Padre, lo que significa que le quedan 17 partidos para dar 28 más.
“Es una tremenda arma”, aseguró el mánager de los Padres, Mike Shildt, sobre su primer bate. “Cuando empieza el juego, sabes que te espera una batalla, desde el primer momento y cada vez que le toca batear. Pero eso es básicamente toda nuestra alineación. No nos ponchamos mucho. Son turnos al bate implacables. Son turnos duros y competitivos. Y Luis marca el ritmo para todos. Es un talento tremendo”.
De hecho, Arráez se ha convertido en el jugador que marca el tono de los Padres. Como equipo, presumen la tasa de ponches más baja en las Grandes Ligas (17.3 %), por lo que, quizás naturalmente, abren cada encuentro con el jugador que se poncha menos en la liga (apenas el 4.3% de las veces).
Aunque Arráez parece haber llevado eso a un nuevo nivel recientemente, insiste en que sigue siendo el mismo de siempre.
“No he cambiado”, insistió Arráez. “Sólo voy al plato y trato de darle a la pelota”.
Y nadie lo hace mejor.
LA/MLB
Foto: MLB