En octubre el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, firmó un proyecto de ley para promover la salud menstrual en la población femenina, sin embargo, excluyó la continuación de la distribución gratuita de productos de higiene menstrual para mujeres de bajos recursos.
Según una Encuesta Nacional realizada por la antropóloga Mirian Goldemberg, investigadora de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ), una de cada cuatro jóvenes ha faltado a clases en los últimos meses debido a que no cuenta con los recursos para comprar tampones.
En las justificaciones, Bolsonaro dijo que la distribución de tampones para estudiantes de bajos ingresos iba en contra del interés público porque no había “compatibilidad con la autonomía de las redes y establecimientos educativos”.
«No voy a crear ni a aumentar impuestos para financiar esto», sostuvo.
La decisión de Bolsonaro desató una gran indignación entre la población; ya que la medida afecta al menos a 5 millones de mujeres de bajos recursos y en etapa de estudios, en Brasil.
Pobreza menstrual
A pesar que este es un problema constante en millones de mujeres brasileñas, el tema saltó al centro del debate después de que el presidente Bolsonaro vetara su distribución gratuita, agudizando la situación.
Según un estudio del fabricante Sempre Livre, publicado en septiembre, se estima que el 28% de las mujeres de bajos ingresos padecen pobreza menstrual, es decir, la falta de condiciones mínimas de higiene durante el período.
Debido a esto gobernaciones municipales, alcaldías y distintas personales públicas del país se han unido para protestar y buscar soluciones al problema.
Una de las campañas más destacadas, es el programa «Livres para Estudar» (Libres para Estudiar), anunciado por la alcaldía de Rio, que tiene como objetivo distribuir más de 8 millones de toallas higiénicas por año a alrededor de 100.000 estudiantes del sistema educativo municipal, cubriendo también a los niños trans y a las personas no binarias que menstrúan.
Además, se espera la decisión del Congreso en cuanto a la suspensión de la veta de la distribución de productos de higiene a las mujeres en brasil.
Finalmente, de acuerdo con un informe de Unicef sobre pobreza menstrual en Brasil, 713.000 niñas jóvenes no tienen baños ni duchas en casa y más de cuatro millones no «tienen acceso a la higiene necesaria en las escuelas».