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(+VIDEO) CIECA: 20 años contando historias y enseñando a contarlas

Hace dos décadas nació como una escuela de cine y fotografía. Para el interior del país eso era toda una novedad, y como tal, recibió elogios e incredulidades.

El proyecto funcionó. El CIECA, Centro de Estudios Integrales de Comunicación Audiovisual, se convirtió en una referencia de la academia y de la gestión audiovisual en la región. Eventos como el Festival de Cortometrajes de Barquisimeto se hicieron de un lugar en los corrillos nacionales.

Ese parecía ser el camino al éxito, pero los hechos demostraron que no. En la película llamada Venezuela el guion cambió abruptamente y los actores solo tenían una opción: o seguir actuando adaptados a un nuevo papel, o renunciar al largometraje.

La historia a continuación revela su decisión y como ésta es un ejemplo de reinvención para triunfar.

“La vida te obliga a ser creativo para sortear no solo las dificultades, sino los cambios bruscos del mundo”, reflexiona Isabel Caroto, guionista, realizadora audiovisual y directora del CIECA, quien a junto a su esposo, el cineasta y fundador del instituto, Luis Girón, han asumido un proceso de reinvención que partió de precisar su propósito, la clave de toda transformación.

La formación en cine y la fotografía ya no daban el soporte económico necesario. Las prioridades del público cambiaron y era urgente buscar alternativas. Pero como la necesidad humana de comunicación es perentoria, y ese es el objetivo del Cieca: enseñar a comunicar, a expresar, ahí estaba el propósito. Una vez focalizados en eso, el cierre de la institución dejó de ser una posibilidad, incluso remota.

“Si no quieres oler a naftalina debes pensar en qué debes hacer, no sólo para ti mismo, sino para los demás”, sentencia Isabel, quien reconoce que no fue fácil adentrarse en un proceso de reinvención. Para los seres humanos es difícil salir de su zona de confort, pero había que hacerlo. Sin más opciones, esa era la elección.

Aclarar el propósito fue un paso liberador de las motivaciones personales y humanas. Isabel, Luis y el equipo que los acompaña asumieron que ellos, a través del Cieca, tienen mucho para dar, y hasta una responsabilidad moral con quienes buscan este tipo de formación.

“No es lo económico, el Cieca es un soplo de vida. Yo vivo y respiro Cieca”

Eso fortaleció sus ánimos y pusieron manos a la obra. Actualizar conocimientos, estudiar la reingeniería de procesos, sensibilizarse con otros casos de reinvención, permitió visualizar el nuevo rumbo de la institución, pero manteniendo siempre al Ser Humano y su necesidad de comunicarse, como el centro de gravedad.

Fue así como de la expresión en celuloide pasaron a la expresión en las plataformas digitales, de gerenciar una trama pasaron a gerenciar las redes sociales. Los medios son distintos pero -con el perdón de McLuhan, por la aproximación- el mensaje sigue siendo el mismo. De alguna manera Isabel lo confirma cuando asegura que “en el fondo, lo que la gente busca es hacer cosas que la hagan feliz”.

Algunos programas se acortaron, otros nacieron y algunos están en reposo, porque reinventarse no implica olvidar, así que en algún momento podrán impartirse otra vez. Sumaron talento humano con destrezas que encajaban en el nuevo esquema de negocio y trabajo que pasó a llamarse Cieca Media, que hasta logotipo estrenó.     

Poco a poco van saliendo de esa “burbuja” en la que reconocen haber estado. Poco a poco entendieron que la reinvención no tiene una fórmula, aunque sí algunas condiciones, como por ejemplo confiar, pero no ingenuamente, sino en la calidad e intensidad del esfuerzo para lograr el propósito, que en este caso, es alimentar el espíritu.

Poesía, literatura, artes plásticas, respiración consciente, son algunas de las nuevas áreas de acción del Cieca

“Este país obliga a buscar insumos que alimenten el espíritu”, dice una Isabel tan convencida de eso como de la importancia del apoyo para transitar el camino de la reinvención. Ella lo ha recibido de Luis, él de ella, y ambos en reciprocidad con todo el equipo.

En cualquier proceso como estos, hay dosis de riesgo, de miedo y de perseverancia; que sean altas o bajas depende mucho de cada quien. Lo que sí universal es que, en equipo, cuesta menos llevar las cargas.

También hay que planificar, y tanto en esta Venezuela como en cualquier otra, en todo momento y lugar, hay que manejar la incertidumbre. Como se escribió líneas arriba: no hay fórmulas, no hay absolutos, lo que debe haber es actitud, y en el Cieca la usan para seguir y seguir…., “aunque de repente salgas jodido”, pero no se rinden..,  ¡esa es la actitud!

¿Te gustó esta historia?
En nuestra serie #ReinventandonosParaTriunfar,
¡te emocionarás con más anécdotas de vida!

IColt
FOTOS: Cortesía

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