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A cinco años, que un virus encerró al mundo, qué aprendizaje deja la pandemia

Foto: referencial

El miércoles 11 de marzo quedó grabado en la memoria colectiva,  cuando el  director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaró la pandemia por el coronavirus COVID-19.

En ese momento, se contabilizaban más de e 118.000 casos de la enfermedad en 114 países, y 4291 personas habían perdido la vida. “Nunca antes habíamos visto una pandemia provocada por un coronavirus. Y nunca antes hemos visto una pandemia que pueda ser controlada, al mismo tiempo», declaró.

Venezuela, no estaba exenta de la situación, dos días después, el 13 de marzo la vicepresidenta de la República, Delcy Rodríguez, confirmó la presencia del COVID-19 el país.

“En la madrugada de hoy (13 de marzo) se confirmó, a través de las pruebas que existen al respecto, dos casos de coronavirus en Venezuela. Dos ciudadanos venezolanos: una de 41 años recientemente de viaje en Estados Unidos, Italia y España y otro caso de un venezolano de 52 años proveniente de España”, anunció ante las cámaras de la televisión pública.

Pasado ocho días, sonaron las alarmas en Lara, el 21 de marzo, la gobernadora Carmen Meléndez, confirmó el primer caso registrado en Barquisimeto. La víctima era un hombre de 63 años, identificado como Trino Velasco.

Para ese momento, las autoridades reportaban 70 casos de coronavirus en todo el país.

En una alocución desde el Palacio de Miraflores,  el 24 de marzo, Nicolás Maduro anunció que se han identificado “casos comunitarios” de Covid-19 en el territorio nacional.

La COVID-19 demostró que ninguna nación está preparada del todo para una crisis sanitaria de esta magnitud. Es necesario establecer mecanismos de respuesta global más eficaces, con inversiones en vigilancia epidemiológica, infraestructura hospitalaria y cooperación internacional, señala la OMS.

La organización reconoce que el virus no solo enfermó cuerpos, sino también sociedades. La incertidumbre, el miedo y la falta de liderazgo claro en algunos países contribuyeron al deterioro del tejido social. A medida que las economías luchaban por mantenerse a flote, el mundo presenció la pérdida de empleos y un retroceso en los avances contra la pobreza.

Lo positivo y lo negativo

La pandemia por el COVID-19 se puede analizar desde cualquier actividad humana, el  sector económico, en los primeros dos años, un área muy afectada fue el de restaurantes, declaró el doctor Elmer Huerta, en entrevista concedida a Espacio Vital, RPP.

Asimismo, el hecho de mantenerse encerrado en casa hizo que la socialización decreciera muchísimo. También, la gente se hizo más sedentaria aumentado los casos de obesidad debido a la disminución de la actividad física.

La educación de vio seriamente afectada en todos los países del mundo y se evidencia en  el  porcentaje de niños con deficiencia en el  lenguaje, la lectura y  matemáticas.

Durante la pandemia incrementó el consumo de bebidas alcohólicas.  La salud mental de niños, jóvenes y adultos fue duramente golpeada durante la pandemia a aumentar la depresión, la ansiedad, ataques de pánico por el terror.  “Ver como sacaban los cuerpos en bolsas plásticas de los hospitales fue muy negativo”, expresa el galeno.

Pero, también ha dejado cosas positivas -expresa el doctor-  la gente aprendió a valorar la familia, porque estar encerrados obligó al  núcleo familiar a convivir más.

La gripe desapareció, aunque luego reapareció con mucha más fuerza, pero durante la pandemia desapareció, reitera.

La telemedicina es que llegó para quedarse. En este momento, muchísimas especialidades trabajan con esta herramienta, asegura el doctor.

La gente aprendió que  la mascarilla es un elemento protector y al usarla evita ser contagiado y contagiar a los demás.

Otro punto positivo, es que aunque la tecnología del ARN mensajero  desarrollado en los últimos 20 años, en la pandemia hizo que los científicos pusieran su atención en el desarrollo de la vacuna y se logró en tiempo récord, dijo.

Para finalizar, el galeno hizo énfasis en el impacto que de la politización.  “Todo se ha politizado casi desde el comienzo de la pandemia todo se ha politizado y persiste hasta este momento”.

“La gente está dividida entre quienes proponen que se continúe el uso de mascarilla para protegerse y   quienes dicen que usarla es de tontos. Aquellos que creen que las vacunas son efectivas y quienes dicen que matan a la gente. Entre los que piensan que la ciencia no sirve, porque los científicos se han equivocado mucho y quienes creen que si tiene valor en la sociedad. Es decir, nos hemos politizado a un externo tal, que hemos terminado polarizados. Esto sucede en Estado Unidos, Europa, Perú”.

“Sería maravilloso que se pudiera recuperar el consenso que teníamos para dar valor a lo que realmente tiene impacto en la salud como la vacunación y la buena alimentación”, sugiere Huerta.

Amenaza de nuevas variantes

De acuerdo con la OMS, la distribución de vacunas, en un esfuerzo sin precedentes, superó los 13 mil 300 millones de dosis administradas globalmente. Sin embargo, el virus sigue mutando, cobrando vidas y desafiando los sistemas de salud, destaca.

Desde la declaración de la Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional (PHEIC) el 30 de enero de 2020, hasta su levantamiento el 5 de mayo de 2023, la comunidad científica y las autoridades sanitarias han observado una tendencia descendente en la pandemia.

En octubre de 2024, al menos mil personas fallecían cada semana por Covid-19, según los datos disponibles. Sin embargo, esta cifra podría ser aún mayor, ya que sólo 34 países seguían informando de las muertes a la OMS. De esos fallecimientos, 75 % se registraban en Estados Unidos.

Si bien la propagación del virus ha disminuido, la inmunidad global ha crecido y la presión sobre hospitales se ha reducido considerablemente, no podemos bajar la guardia, advirtió el director de la OMS. La amenaza persiste y la emergencia podría reavivarse con la aparición de nuevas variantes más agresivas.

El fin de la fase crítica de la pandemia permitió que la mayoría de los países recuperen su ritmo previo al 2020. Sin embargo, el impacto de la enfermedad ha dejado grietas profundas: sistemas de salud colapsados, economías en crisis y millones de personas lidiando con los efectos debilitantes del Covid prolongado, señalan expertos.

La historia de esta pandemia aún no ha escrito su última página. Pero si algo ha quedado claro es que la humanidad ha sido puesta a prueba como pocas veces en su historia reciente, y su capacidad de adaptación y resiliencia ha sido tan clave como la ciencia misma.

Lo que hagamos con estas lecciones determinará cómo enfrentaremos la próxima gran crisis sanitaria, reflexionan. /AC.

 

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