Anderson Piña Pereira.- Desde el año 2017 es recurrente observar a los pacientes renales, oncológicos, diábeticos, hipertensos, trasplantados, entre otros, en las calles larenses “pidiendo y rogando: pidiendo ser atendidos y rogando que los insumos médicos lleguen para cumplir los tratamientos y no terminar muriendo”.
La mencionada cita textual corresponde al presidente de la Fundación Amigos del Paciente Renal (Fundaprel) Héctor Daniel Colmenares, quien también padece esta patología, relata con preocupación que en la entidad hay 150 pacientes condenados a morirse, por falta de catéter ureteral de los 1.230 diagnosticados en la región.
“Anteriormente un catéter tenía una duración de tres meses, pero como vienen de mala calidad, el tiempo de vida es de una semana, y en la mayoría de las veces termina partiéndose e infectándose”.
Argumenta que el sistema de salud se encuentra tan debilitado, que la emergencia del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda debe tener no menos de 10 pacientes renales con catéter infectado.
Colmenares explica que un centro privado un catéter puede tener un costo de 450.000 bolívares y eso si lo encuentran, porque los que suministra el Instituto Venezolano del Seguro Social (IVSS) son de cualquier marca y provienen de India, China, Rusia, pero no tienen la misma calidad que un catéter de marca estadounidense.
Incertidumbre
Para Héctor Daniel una de las preocupaciones más constantes de los pacientes renales, es poder cumplir el tratamiento en las Unidades de Diálisis, que a su juicio todas se encuentran en situaciones deterioradas, sin aires acondicionados y con escasez de médicos y enfermeras.
“Pero lo que más nos preocupa hoy en día, es la operatividad de las plantas de ósmosis (equipo especializado para la purificación de agua), porque todas han presentado fallas, ya sea por falta de mantenimiento o agua”, dijo Colmenares.
Otro de los aportes que hace el presidente de la Fundaprel, es que en la actualidad la mayoría de las empresas encargadas del mantenimiento de las plantas de ósmosis, han emigrado hacia Colombia.
Sin concretar
Douglas Morales, presidente de la Organización No Gubernamental, SOS Paciente Renales, sostiene que según el último censo realizado en el mes de abril por el IVSS, la cifra de personas registradas en el programa de paciente renal es de 922.
Aunque también indica que desde enero hasta la fecha la ONG, que dirige ha contabilizado 45 muertes, sin embargo, considera que la cifra puede ser más alta.
La debacle en el sector salud tiene todos los pacientes crónicos entre la espada y la pared, expresa Morales, quien apunta que a pesar de sostener varias reuniones y mesas de trabajo con las autoridades de salud, pero hasta ahora no hay una respuesta concreta a sus solicitudes.
“El déficit de máquinas en los centros de salud alcanza un 30 %, que termina repercutiendo en las diálisis de los pacientes, que debe reducirse en horas”.
Oncológicos condenados
La situación de los pacientes con cáncer tampoco escapa de la crisis de salud. Víctor Martínez es un vivo ejemplo de ellos, quien a sus 71 años de edad aún se mantiene en las calles exigiendo respeto a su vida y la de los 170 pacientes que forman parte de la Fundación Conciencia por la Vida (Fundaconvive), quien debe vivir un viacrucis para poder recibir el tratamiento por parte de los IVSS.
Martínez sostiene que los pacientes oncológicos se las tienen que pasar mendigando en medio de la revolución, porque no cuentan con los recursos para poder cumplir un tratamiento.
“En Barquisimeto no contamos ni siquiera con un centro de salud público para realizar radioterapia, o es que acaso las autoridades no saben que una radioterapia en un centro privado tiene un costo superior a los 45 millones de bolívares, dependiendo de la sesiones”, afirmó Martínez.
Pero la realidad de los pacientes oncológicos no termina allí, porque muchos de ellos, tienen que viajar a Colombia a buscar su propio medicamento y pagarlos en dólares, porque en Venezuela no se consiguen.
“Como pacientes oncológicos estamos a la intemperie”, arenga Martínez, quien también se pregunta y cuestiona la voluntad de la administración de Nicolás Maduro, “en vez de contribuir, lo que hace es generar retraso, porque en el estado Lara todavía no ha llegado el primer cargamento proveniente por la Cruz Roja”, dijo.
Pero la exigencia de Martínez y los pacientes de Fundaconvive no es sólo el tratamiento, si no también el acceso a los vitamínicos y proteínas, que son fundamentales para un paciente con cáncer.
Unidos en una sola voz
El sociólogo Nelson Fréitez y miembro de la Red de Derechos Humanos del estado Lara, que agrupa a gran parte de los pacientes crónicos, afirma que la situación de todas estas personas deriva desde hace dos años atrás, cuando los pacientes organizadamente comenzaron a tomar las calles, “porque entendieron que si van a morir, no lo van hacer en sus casas si no en las calles”.
Fréitez explica que la crisis de salud que viven los enfermos crónicos no es producto de las sanciones, porque el colapso en el sistema de salud viene desde el año 2014.
Además agrega que la responsabilidad en el sector salud corresponde es al Ejecutivo nacional, pero que en todo este tiempo no se preocupó por atender a los miles de enfermos que hay en el país.