Cómo llegó la Imagen de la Divina Pastora a Santa Rosa
El Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia Española define la palabra “leyenda” como: “…Narración de sucesos fantásticos que se transmite por tradición…”, es decir, una leyenda es un relato popular transmitido por tradición oral, el cual expone la historia de un hecho o personaje, amalgamando el uso de elementos reales e imaginarios. Por lo tanto tiene un conjunto de características que es necesario tomar en cuenta para poder distinguirla de otros relatos de la tradición oral y especialmente de la realidad histórica.
Una de esas legendarias leyendas en nuestra región, es la referente al origen del arribo de la imagen de la Divina Pastora de Santa Rosa, que ha sido objeto de concienzudos, variados e interesantes estudios de una contundente profundidad.
Una de las responsables de tan encomiable labor, lo fueron la sociólogo María Matilde Suárez y la abogado Carmen Bethencourt, quienes en 1992 presentaron el formidable libro “Los Rostros de la Virgen Divina Pastora, Patrona y Símbolo”, que bajo los auspicios del Banco Hipotecario Consolidado, significó un valiosísimo aporte al acontecer cultural larense, mediante reales e históricos datos reunidos con rigurosa metodología científica en cuanto a ciencias sociales se refiere, con lo cual lograron informaciones sustanciales que le dan una inobjetable densidad al texto y la exactitud de sus afirmaciones. Es tan magnífico el trabajo cuidadosamente vertido en las páginas del citado libro escrito por este par de cultas damas, que fue reeditado por la Fundación Bigott en 1996 bajo el titulo de “La Divina Pastora Patrona de Barquisimeto” enmarcado en su serie Orígenes y en el 2005 volvió a ser reeditado por la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, esta vez intitulado “Historia de una Devoción, La Divina Pastora Patrona de Barquisimeto”.
El comienzo del arduo trabajo de la investigación se inició entonces, partiendo del relato que ofrece el Reverendo Hermano Nectario María, en su obra “Historia de la Divina Pastora de Santa Rosa”, del cual atesoramos un ejemplar en su segunda edición efectuada en 1926 en la Tipografía Católica Casals de Barcelona, España. En esta valiosa joya documental, el acucioso religioso de la Escuelas Cristianas, tuvo: “…un acto creativo, bello e imaginativo con la esa explicación del intercambio de dos cajones que en su interior tenían imágenes de vírgenes. Pero la búsqueda de pruebas documentales para sustentar la leyenda y convertirla en historia ha sido hasta ahora infructuosa…” como nos lo acotan las citadas autoras María Matilde Suárez y Carmen Bethencourt (1992).
Por otra parte, el siempre y gratamente recordado Padre Renzo Begni, quien era el encargado del Archivo de la Arquidiócesis de Barquisimeto, buscó sustentar documentalmente la leyenda del intercambio de los cajones y no halló documento alguno que así lo atestiguase, más sin embargo se sigue difundiendo esta leyenda como verdad histórica y una cosa dista de la otra.
De acuerdo a los autores: Bonifacio Álvarez, Pedro Pablo Barñola y Sara Colmenares, quienes crearon el contenido para la Fundación Polar “Devociones marianas”: “…La veneración y permanencia de la Virgen en este pueblo se originó de acuerdo a la tradición a los siguientes hechos: en 1740 el vicario de la iglesia de La Concepción de Barquisimeto encargó para su iglesia una imagen de La Divina Pastora; a su vez, el párroco del pueblo de Santa Rosa, Sebastián Bernal, quiso para su iglesia una imagen de La Inmaculada Concepción. Los 2 sacerdotes hicieron el encargo al mismo escultor en España. Al concluir la ejecución de las imágenes, estas fueron enviadas a sus respectivos solicitantes y ocurrió que a la entrega de las cajas que contenían las tallas surgió la equivocación que determinó que La Divina Pastora llegara al pueblo de Santa Rosa y La Inmaculada Concepción a Barquisimeto. Un incidente posterior, al querer los párrocos de ambas iglesias solucionar la confusión, determinó que la imagen de La Divina Pastora permaneciera en el pueblo de Santa Rosa hasta nuestros días…”
Ahora bien, el Hermano nectario María relata:
“…Aconteció algún tiempo después que el Cura Rector de la iglesia de la Inmaculada Concepción de esta ciudad, que lo era el Dr. D. Felipe del Prado o el Dr. D. José Bernabé Espinosa, deseando enriquecer a su iglesia con una Imagen de la <Divina Pastora>, encargó su escultura a cierto artífice extranjero, al mismo tiempo que el Padre Sebastián Bernal, bajo el mismo pliego, pedía una imagen de la Inmaculada Concepción, con la cual quería dotar a su feligresía, para la celebración de las fiestas del 8 de diciembre.
Por providencial equivocación el cajón que contenía la Imagen de la Divina Pastora fue dirigido al Padre Bernal y el de la Inmaculada Concepción, al Vicario de esta ciudad.
Cuando el Cura doctrinero de Santa Rosa abrió el cajón que venía con sus señas, halló en él la Imagen de la Divina Pastora, y por ser la que había pedido el Vicario de Barquisimeto, volvió a clavarlo y ordenó que se llevara cuanto antes.
Cuando el indio, a quien estaba cometido el encargo de devolver la Imagen, trató de levantarlo del suelo y cargarlo, para cumplir con lo mandado por su amo, notó que se había vuelto muy pesado y por más esfuerzos que hizo no lo pudo mover del sitio donde estaba, de lo que, cerciorado el Padre Bernal, dio aviso al Vicario de Barquisimeto, para que en su calidad de Superior, dictara lo que debía hacer en este caso.
En Vicario, enterado del hecho, dijo que, por él, la Divina Pastora manifestaba a las claras su voluntad de que su Imagen permaneciera en Santa Rosa; y que por lo tanto, mandaba que la dicha Imagen de la Madre de Dios, en su peregrina presentación de Divina Pastora, quedara en propiedad de la iglesia de Santa Rosa; y que allí se le rindiera culto y devoción como convenía a la Madre de Dios y a la Pastora de almas…”
El Reverendo Hermano Nectario María (1926), expresa que revisó los archivos de Santa Rosa, Barquisimeto y Caracas, pero no precisó fechas ni documentos, apenas cita una mención que se desprende del archivo parroquial de Santa Rosa de 1792, donde según él, se menciona por primera vez a la Divina Pastora. Sin embargo, el Padre Renzo Begni (1990) señala que: “…Una cosa es la historia que tiene que fundarse en documentos y otra la leyenda o las tradiciones populares; por cuanto sean bellas y simpáticas no van con la historia (…) La tradición hermosa de los cajones, uno con la Divina Pastora y el otro con la Inmaculada Concepción no tiene fundamento histórico, aunque nos guste…”
En este orden de ideas; María Matilde Suárez y Carmen Bethencourt (1992), nos señalan: “…Un origen legendario, un archivo destruido y por lo tanto, la carencia de pruebas documentales directas, no dan otra posibilidad sino hacer conjeturas que por su capacidad explicativa tengan la mayor certidumbre. Es preciso entonces relacionar las observaciones sugeridas por la información documental disponible, para expresar un juicio cabal sobre cómo se desarrollaron los acontecimientos en Santa Rosa en torno a la adquisición de la imagen que es hoy Patrona de los barquisimetanos…”
En el Diccionario de Historia Cultural de la Iglesia en América Latina en la web, nos hemos encontrado con una información titulada: “Capuchinos en Venezuela; La devoción a la Divina Pastora” (1981), donde Buenaventura de Carrocera dice:
“…No es mi intento atribuir esa imagen a los misioneros capuchinos de los Llanos, pero sí estoy persuadido de que el deseo de tenerla fue fruto y consecuencia de la propaganda y predicación de aquellos. Consigno hechos.
Predicaron ellos en la ciudad de Barquisimeto y pueblos circunvecinos, misiones populares a los españoles, mulatos, etc., lo que tuvo lugar al menos durante el primer cuarto de siglo XVIII, y se reanudaron con nueva intensidad a partir de 1750. Para la primera mitad del expresado siglo, ya era consigna universal entre los capuchinos recomendar en la predicación la devoción a la Divina Pastora.
¿No suscitaría esa predicación, habida también en Santa Rosa del Cerrito, la idea y el anhelo de tener en su iglesia una imagen de la Virgen bajo esta advocación? No parece inverosímil sino muy probable. Ahora bien: ¿Quién llevó esa imagen a la iglesia de Santa Rosa y en qué fecha? Son dos preguntas a las que es difícil dar contestación segura y categórica.
Se ha escrito que ya era venerada allí por 1767 y que se debió a la predicación de los misioneros PP. Cristóbal de Alcalá la Real y Gabriel de La Higuera, que en Barquisimeto y otros pueblos anunciaron la divina palabra “con efectos maravillosos”. Tal fecha hay que retrotraerla veinte años por los menos, puesto que, ya en septiembre de 1746, no solo era venerado sino que tenía su propio altar “la efigie de nuestra Señora la Pastora con su Niño con respaldo de angaripola y cielo raso…, corona imperial de plata y el Niño vestido de carmesí”.
Por otra parte, rechazando – por no encontrar fundamento histórico – lo de las dos cajas que contenían las imágenes de la Inmaculada y de la Divina Pastora, pedida la primera para Santa Rosa y la segunda para Barquisimeto, sobre las cuales los portadores sufrieron equivocación…”
Es así como, uno de los documentos más importantes para develar la verdad histórica del origen de la imagen de la Divina Pastora de Santa Rosa, es la relación fruto de la visita de Carlos Herrera el 11 de septiembre de 1746, donde destaca:
“…Uno de los altares laterales tenía la imagen de Jesús Crucificado, Nuestra Señora de la Soledad y San Vicente Ferrer, el otro, la efigie de Nuestra Señora la Pastora, con su niño vestido de carmesí, con el respaldo de angaripola y una sillita de madera pintada, mesa y cruz de madera, manto y mantel de raso blanco, corona imperial de plata y un grupo de dijes compuesto de realitos, crucecitas de plata y otros juguetes…”
De esta referencia, se aprecia que de haber el Padre Sebastián Bernal pedido la imagen de la Divina Pastora, debió solicitar licencia para ello obligatoriamente, como lo hizo en 1763 cuando compró una imagen de Jesús Nazareno por un monto de 125 pesos con dinero recaudado en la iglesia, ya que el vecindario era muy pobre y el dinero que se recaba era para sostenimiento del templo y el culto, por lo cual tuvo que obtener autorización expresa del Obispo Diez Madroñero de conformidad con la estricta normativa que imperaba en la Iglesia Católica, lo cual está documentado, pues en visita de Felipe del Prado en 1772, el Padre Sebastián Bernal mostró la citada autorización en el informe de cuentas que le presentó.
Todo apunta, a que si el Padre Bernal hubiese adquirido la imagen de la Divina Pastora, así lo hubiese hecho de su peculio particular, igual tendría que haber pedido autorización e informárselo a Carlos Herrera cuando lo auditó en 1746, como lo hizo con la imagen de Jesús Nazareno al ser auditado por Felipe del Prado en 1772.
Antes de este documento, existe uno de abril de 1715, relativo a la visita eclesiástica del Licenciado Juan Rodríguez de Mendoza, Comisario del Santo Oficio de la Inquisición y Examinador Sinodal, quien por instrucciones del Obispo Francisco del Rincón se hizo presente para dar a conocer un edicto de pecados público e informase de vecinos y testigos si el comportamiento del cura, sacristanes y capellanes se ajustaba al código moral contendido en el referido edicto. A tal efecto el Licenciado Rodríguez de Mendoza realiza una exhaustiva auditoria y verificado todo constató que el Padre Salazar y Ruiz tenía la información al día, no existiendo irregularidades que reclamar. Este documento es igualmente importante, por tanto demuestra que para 1715 no estaba la imagen de la Divina Pastora en Santa Rosa.
Por ello, toda la investigación documental sugiere que la imagen llegó a Santa Rosa entre 1715 y 1724, durante el curato de Fray Bartolomé José Salazar y Ruiz, quien estuvo en Santa Rosa de 1696 a 1735, con dos breves interrupciones una en 1724 y otra en 1728 por una parte y por la otra, la catalogación, ordenación y el cotejo de la información de la misma forma revela que por la precariedad económica del curato de Santa Rosa, que la imagen de la Divina Pastora fue traída de España por la congregación de los Capuchinos y en este sentido existe referencias de ello en documento de 1722, donde el Prefecto capuchino Fray José Francisco de Cádiz en su informe al Rey precisa: “…pueda yo y cualquier prelado abastecer las misiones de todo lo que conduce a su mantenimiento hierro y adorno…” citado por Buenaventura de Carrocera (1972), de quien volvemos a referir: “…No es mi intento atribuir esa imagen a los misioneros capuchinos de los Llanos, pero sí estoy persuadido de que el deseo de tenerla fue fruto y consecuencia de la propaganda y predicación de aquellos…”
Nosotros en lo personal, siguiendo la ruta de los misioneros Capuchinos de los Llanos, nos hemos encontrado en la población de “Lagunita” del estado Cojedes muy cerca de San Carlos, una imagen exactamente igual a la Divina Pastora de Santa Rosa, lo que de alguna manera viene a darle mayor fuerza a la tesis que fue traída desde España por los misioneros Capuchinos para efectos evangelizadores entre 1715 y 1724.
Definitivamente, esta antigua imagen concentra el imaginario colectivo de fe mariana más impresionante del mundo, como lo comentó el Padre Badoglio Ramón Durán, en días pasado en entrevista que le hiciera el periodista José Luis Yépez en su programa de televisión, donde el carismático sacerdote compartió su experiencia de estar en varios de los centros de devoción mariana más importantes del mundo, como el de la Virgen de Lourdes en Francia, el de la Virgen de Fátima en Portugal y el de la Virgen de Guadalupe en México, señalando que en el día de cada una de estas advocaciones, lo que se realiza son grandes e impresionantes concentraciones, pero así como con la procesión de la Divina Pastora de Santa a Barquisimeto, con su recorrido procesional y su estadía por las parroquias de la arquidiócesis, es realmente único.
Lo que si está documentado, es que el padre Sebastián Bernal, le dio un gran fomento al culto a la Divina Pastora y contribuyó con su ornamentación y enseres que la resaltaran y prueba de ello es su testamento.
Con el terremoto del Jueves Santo 26 de marzo 1812, el templo de Santa Rosa quedó reducido a un montón de escombros debido a la desbastadora onda sísmica, quedando sólo en pie la pared con el nicho donde estaba la imagen de la Divina Pastora, tomándose aquella increíble realidad, como su primer milagro, cuya fama trascenderá y de distintos sitios vendrían a pedirle favores y muchos agricultores solicitarían las rogativas por la prosperidad de las cosechas. Fue esa fama, la que motivó al Padre José Macario Yépez, para hacerla traer de Santa a Rosa a Barquisimeto el 14 de enero de 1856 ante los dramáticos instante que vivía la población ante la mortífera peste del Cólera Morbus.
Don Juan Manuel Álamo, dejó para la posteridad publicado en el periódico “El Legítimo” de Barquisimeto, del cual era su Director las impresiones con respecto al 14 de enero de 1856, la terrible enfermedad y la Divina Pastora, donde expresó textualmente:
“…La concurrencia de esa vez no parecía de personas vivas, sino de ánimas que habían salido de sus tumbas milagrosamente: seres que estuvieron como en capilla, preparados para recibir la muerte y que la Virgen los salvó lanzando el monstruo que diezmaba la población, lejos, muy lejos que todavía no ha vuelto ni volverá, porque la ciudad agradecida no cesa de rendirle fervoroso culto y de rogarle se apiade de nuestras desgracias…”
169 años después, la población sigue rindiéndole fervoroso culto y le sigue rogando se apiade de sus desgracias, de sus enfermedades, padecimientos y afecciones, son 169 años de fe, de esperanza y renovación de sentires del espíritu donde palpita la grandeza del ser humano.
…Salve Reina Divina Pastora…
Barquisimeto, domingo 12 de enero de 2025.
Fuentes Consultadas:
Álvarez, B. / Barñola, P. / Colmenares, S. (s/f) Devociones Marianas. [Información en Línea] Fundación Empresas Polar / Diccionario de Historia de Venezuela Disponible en: https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/d/devociones-marianas/
Carrocera, B. (s/f) Capuchinos en Venezuela; La devoción a la Divina Pastora. [Artículo en Línea] Diccionario de Historia Cultural de la Iglesia en América Latina. Disponible en: https://www.dhial.org/diccionario/index.php?title=CAPUCHINOS_EN_VENEZUELA;_La_devoci%C3%B3n_a_la_Divina_Pastora
Garmendia, H. (1955) Cien Años y la Divina Pastora. Barquisimeto. Venezuela.
Garmendia, H. (1982) Los Espantosos Días del Cólera. Diario El Informador 1982, Enero 14. La Tradición de la Divina Pastora. Edición Especial.
Nectario María, Hno. (1926) Historia de la Divina pastora de Santa Rosa. Tipografía Católica Casal. Barcelona. España.
Real Academia Española (2024) Leyenda. [Información en Línea] Disponible en: https://dle.rae.es/leyenda
Suárez, M. / Bethencourt C. (1992) Los Rostros de la Virgen Divina Pastora, Patrona y Símbolo. Publicación del Banco Hipotecario Consolidado. Editorial Ex Libris. Car
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