Las principales organizaciones opositoras de Nicaragua culparon el sábado al gobierno por la muerte en prisión del excomandante guerrillero y general retirado del Ejército, Hugo Torres Jiménez, quien en 1974 ayudó a liberar de la cárcel al hoy presidente Daniel Ortega y que falleció en prisión a los 73 años.
“Hugo muere siendo preso político de la dictadura y recae sobre ella la responsabilidad de su muerte, por haberlo apresado y mantenerlo en calidad de secuestrado hasta hoy, fecha de su muerte”, afirmó en un comunicado la dirigencia del movimiento opositor UNAMOS, del cual Torres era vicepresidente y cuyos otros cinco máximos líderes están encarcelados.
“El fallecimiento de nuestro vicepresidente en manos de la dictadura es otro crimen de los tantos cometidos por los Ortega Murillo. Y esta muerte, como todos los asesinatos cometidos por ellos no quedarán impunes”, agregó.
También se pronunció la opositora Unidad Nacional Azul Blanco (UNAB), que en una nota de prensa sostuvo que la administración Ortega “es la única responsable del fallecimiento de Hugo Torres, al encontrarse bajo su guarda y custodia y al someterlo a torturas, extensos interrogatorios y precarias condiciones en las que fue encerrado”.
“Esto es una muestra más del grado de desprecio de este régimen por la vida y la dignidad humana”, comentó, por su parte, la opositora Alianza Cívica.
Mientras tanto, el Ministerio Público confirmó en un comunicado el deceso del mítico exguerrillero y lo atribuyó a “un deterioro en su salud” que —según dijo— ameritó trasladarlo a un hospital capitalino. El gobierno no precisó qué enfermedad tenía ni dónde ocurrió su fallecimiento.
Horas antes, los hijos del excomandante guerrillero — Hugo Marcel, María Alejandra y Lucía Aracelly Torres— informaron del deceso de su padre en una nota de duelo y anunciaron que por voluntad de su padre “no se celebrarán honras fúnebres ni actividades públicas”.
Torres y los otros cinco líderes de ese movimiento fueron capturados por la policía en junio de 2021 bajo los cargos de “conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional”, como parte de una ola de arrestos de líderes opositores, estudiantes, empresarios y periodistas críticos a Ortega. UNAMOS se conoció hasta el año pasado como Movimiento Renovador Sandinista (MRS), formado en 1994 por disidentes del FSLN, como el escritor Sergio Ramírez y un grupo de diputados que se rebelaron contra el liderazgo vertical de Ortega, quien lo proscribiría finalmente en 2008.
Junto a los líderes de UNAMOS fueron encarcelados otros 40 opositores —entre mayo y noviembre— incluidos siete aspirantes a la Presidencia que habían anunciado su intención de disputarle el poder a Ortega. Según la oposición, más de 170 “presos políticos” permanecen en las cárceles desde la revuelta social de 2018.
Ortega acusó a los líderes de la oposición de haber intentado darle un “golpe de Estado” mediante esas protestas, que fueron sofocadas con violencia por la policía y paramilitares, con un saldo de 355 muertos, más de 2.000 heridos y 100.000 exiliados, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Torres es el “primer preso político” que muere en la cárcel de esos opositores arrestados entre mayo y noviembre, y el segundo después del opositor Eddy Montes, quien murió en el Centro Penitenciario la Modelo el 16 de mayo de 2019 producto de un disparo de un custodio del penal durante un amotinamiento, según reportaron las autoridades.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) recordó el sábado en Twitter que en varias ocasiones demandaron información a la Policía y al gobierno de Nicaragua sobre su paradero y su estado de salud, sin obtener respuesta.
“Otro terrible crimen de #Ortega, el tirano de #Nicaragua”, tuiteó la activista defensora de derechos humanos, Bianca Jagger, mientras que el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) expresó en la misma red social que “nos llena de dolor e indignación la muerte en prisión de Hugo Torres, preso político de la dictadura en #Nicaragua”.
Nacido en la norteña ciudad de Somoto el 25 de abril de 1948, Torres fue un comandante guerrillero del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que en 1979 derrocó al régimen militar de Anastasio Somoza. En 1980 fue nombrado jefe de la dirección política del Ejército, institución a la que sirvió hasta 1998, cuando se retiró con el grado de general de brigada.
El 23 de diciembre de 1974, Torres intervino en el asalto de un comando sandinista a la casa del exministro de Agricultura del gobierno de Somoza, José María Castillo, mientras se celebraba una fiesta en honor al embajador de Estados Unidos en Managua, Turner Shelton. El operativo, donde Castillo perdió la vida, permitió liberar de la cárcel a Daniel Ortega y a otros guerrilleros sandinistas presos. Ortega había sido arrestado en 1967 por participar en un fallido atraco a una sucursal del Banco de Londres en Managua.
Cuatro años después, en 22 de agosto de 1978, Torres usó el alias de “comandante Uno” para participar como uno de los jefes del asalto armado al Palacio Nacional (sede del Congreso) junto al desaparecido Edén Pastora (“comandante Cero”) y Dora María Téllez (“comandante Dos”), también encarcelada por Ortega desde junio.
Horas antes de su captura en junio, Torres grabó un video que se divulgó poco después, en el cual recordó su actuación en la guerrilla sandinista y la liberación de Ortega.
“Tengo 73 años de edad, nunca pensé que a estas alturas de mi vida iba a estar luchando contra otra dictadura, ahora más fiera que la dictadura de los Somoza, más inescrupulosa, más irracional, absolutista”, señaló Torres en ese video. AP