Quizá es el saxofonista más cotizado en América Latina, Manuel Merette, dominicano, llegó a la capital larense, y, definitivamente, no quiso hacer más maletas; se quedó en la urbe musical de Venezuela. La razón, según su confesión; se enamoró de la ciudad, una poetisa presenció uno de sus conciertos y hasta allí llegó su periplo alrededor del mundo.
Nacido en Puerto Plata, en Quisqueya, hace 75 años, Merette, tras laborar al lado de su paisano Juan Luis Guerra, en 4:40, recorre parte del planeta, ancló sus ilusiones en Venezuela, país que adoptó como suyo; aquí lleva 37 años, felices al lado de la poeta Dilcia Potenza.Ayer, un grupo de sus admiradores, le celebró su aniversario, con un encuentro en la Peña musical Rafael Miguel López, que dirige el ingeniero Juan Garrido, acompañado del concertista y abogado Benjamín Díaz Castañeda, Manuel Lima y otros directivos de la institución.Antes del homenaje, el artista agradeció el gesto de sus amigos, y tras responder a una inquisición, dijo que el jazz jamás pasará de moda.
?Por qué? Es una expresión cultural, cuyas raíces vienen de franceses y holandeses que se asentaron en Nueva Orleans e hicieron de está modalidad musical, una forma de comprender la vida de millones de personas, un canto a veces alegre o triste.
Es un sentir la vida de una población en constante crecimiento a través de su creatividad. Merette, un dominicano universal como Pedro Henriquez Ureña, y obviamente, Juan Luis Guerra, dice que su influjo musical proviene de Joe Henderson, Charles Parker, Gillispie, y por supuesto, Armstrong, el gran oficiante del jazz mundial.
En Venezuela, se ha dedicado a enseñar y a componer; tiene un trabajo discográfico que aparecerá este 2022, donde incluye temas a Barquisimeto.
Ramón Rivasaez-LA
Foto: RRS