(AP) — La guerrilla Ejército de Liberación Nacional aseguró el jueves que la mesa de diálogo con el gobierno colombiano está congelada, en la víspera de una reunión extraordinaria en Caracas para intentar salir de la crisis que atraviesa la negociación desde febrero. El gobierno pidió “no perder tiempo” y avanzar en las conversaciones.
La más reciente crisis ha dejado en vilo el séptimo ciclo de diálogos con el ELN, el proceso más consolidado dentro de la política de “paz total” que impulsa el presidente Gustavo Petro para entablar conversaciones simultáneas con actores armados que se disputan el control territorial y las economías ilícitas en el país.
La tensión deriva del apoyo que ha dado el gobierno nacional a un diálogo regional con varios actores armados que impulsan las autoridades locales de Nariño, un departamento fronterizo con Ecuador en el que confluyen varios grupos armados alimentados por la extracción ilícita de oro y la cocaína.
Para la guerrilla se trata de una “operación de desmovilización en Nariño en contra del ELN”.
“Durante el mes de marzo las decisiones del gobierno prosiguieron con el doble manejo del proceso de paz con el ELN… conducta contraria al juego limpio y la buena fe que deben caracterizar las conversaciones de paz, con lo que ha llevado esta mesa a un estado de congelamiento”, señaló la delegación de la guerrilla en un comunicado.
El gobierno respondió de inmediato con otro comunicado en el que dijo estar dispuesto a realizar una nueva ronda de diálogos en Caracas, como estaba previsto, y pidió “no perder tiempo”.
“Consideramos que es imperativo concentrar los trabajos de la mesa de diálogos, en avanzar en el proceso de paz, tomar decisiones que desarrollen la agenda y abordar temas de fondo del proceso”, señaló la delegación del gobierno, ya presente en la capital venezolana.
El ELN, fundado en 1964 bajo la inspiración de la revolución cubana, tiene presencia en más de 200 municipios de todo el país con una estructura de bloques que responden a un comando central, desde donde son tomadas las decisiones.
“Para ellos es existencial, es un riesgo para la organización armada tener conversaciones regionales mientras ellos tienen una mesa nacional”, dijo a The Associated Press Elizabeth Dickinson, analista senior para Colombia del International Crisis Group.
Para la analista, la actual crisis podría representar un riesgo para la continuidad de los diálogos. “Si llegamos al punto en que la mesa de negociación es un riesgo para la organización misma de fracturarse, podrían levantarse de la mesa. Prefieren quedar con la organización que con la mesa», explicó.
El diálogo regional en Nariño incluye la estructura “Comuneros del Sur” del ELN, así como facciones disidentes de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que no firmaron el acuerdo de paz de 2016 con el Estado.
El gobernador de Nariño, Luis Alfonso Escobar, defendió los diálogos que lidera como una forma de enfrentar la violencia. «El grupo que hace presencia en Nariño es el que quiere hacer la paz. Pónganse de acuerdo a nivel nacional”, dijo el jueves a la prensa.
Pese a los momentos complicados que atraviesa la mesa de negociación, las partes mantienen vigente el cese al fuego que se renovó desde enero, el de mayor duración jamás suscrito con la guerrilla y que es verificado por las Naciones Unidas.
El enviado especial de ese organismo para Colombia, Carlos Ruiz Massieu, instó esta semana al gobierno colombiano y a la guerrilla a avanzar en los diálogos y superar las recientes dificultades en la reunión de Caracas.