En la segunda temporada de Lupin hay una clara percepción sobre el poder de una buena historia en manos de las series de Netflix
En enero, Omar Sy sorprendió a la audiencia al encarnar una versión moderna y sofisticada de Arsène Lupin. Una que además estaba en busca de venganza y tenía una magistral capacidad para crear una conjura criminal a gran escala con elegancia. El personaje y la serie se convirtieron en uno de los grandes éxitos de Netflix en un año especialmente difícil.
Ahora, el programa ha regresado con todos sus mejores puntos redimensionados y como una muestra de inteligencia narrativa. Los nuevo cinco capítulos de Lupin encuentran la manera de mantener el núcleo misterioso y frenético de su exitosa primera temporada.
Por si eso no fuera suficiente, también muestra todas las posibilidades que convierten al personaje y su historia de éxito.
La segunda parte de Lupin tiene un llamativo empaque de drama internacional, con exteriores de una París radiante y la tensión convertida en parte esencial del guion. Pero también es un despliegue de recursos argumentales para lograr lo que es quizás su mayor logro: no decepcionar.
Después de su excepcional debut, la serie tenía el complicado compromiso de mantener el ritmo rápido y el tono ambiguo que le hicieron un éxito.
Foto: @apnews