Raquel Figueroa, directivo de la Federación Colegio de Profesores de Venezuela, acusó al Gobierno nacional de no estar centrado en resolver los problemas de fondo como es resolver el déficit de 65% de docentes y de cómo se va a rescatar la profesión docente, a propósito de la migración “forzada” y la renuncia masiva de los profesores que se quedan en el país, pero que no retornarán a las aulas de clases.
Otro problema, es el salario tan bajo que no alcanza ni para pagar el transporte. Si el Estado no atiende esa situación, los profesionales que salieron “asfixiados” por la crisis económica no se reintegrarán y quienes estarán en las aulas de clases no serán los profesionales de la educación.
Con relación al instructivo emitido por el Ministerio de Educación que involucra a personal docentes, administrativos, obreros, padres y poder popular para la recuperación de la infraestructura educativa expresó que ha habido reuniones, una de éstas con las federaciones del magisterio y también en las zonas educativas.
Sin embargo, han sido de carácter informativo y no de incorporación de los gremios. Consideramos que el gremio magisterial no es para reuniones informativas sino para ser protagonista de los cambios que deben hacerse para resolver el grave problema que tiene la educación, incluido la pandemia.
Que se puedan establecer criterios políticos correctos para que de manera progresiva –como ellos explican- inicie el año escolar 2021-22, enfatizó.
Juzga que todo este controlado, centralizado en el Ministerio de Educación en donde “los padres, representantes y docentes no son más que un instrumento para el desarrollo de las políticas del propio gobierno a fin de tapar la grave crisis que sostiene de la educación”.
Infraestructura escolar y bioseguridad
Figueroa señaló que tampoco el Gobierno atiende a fondo es la bioseguridad, que a su juicio se ha quedado en el mero discurso gubernamental. Por encima de la retórica debe prevalecer el acompañamiento de políticas públicas que garantice esa “alta seguridad”, el Estado debe responsabilizarse a cumplir con la condiciones sanitaria de cada plantel.
Por ejemplo, el servicio de agua, pero además la reparación de los planteles, los cuales no están acondicionados para atender niños en medio de la crisis sanitaria originada por el SARS-CoV-2, advirtió.
Existe un porcentaje importante de planteles que ni siquiera tienen ventanas y la única ventilación es la puerta para entrar y salir de clases. Por tanto, demanda del Estado el financiamiento para que cada plantel mantenga un plan de bioseguridad que implique, además de agua y baños, la desinfección semanal o mensual.
Igualmente, garantizar que cada docente, obrero, administrativo y estudiante tenga una mascarilla y un gel antibacterial. Eso no se está cumpliendo en los planteles.
“Lo único que están haciendo es pintar para simular una política mantenimiento en los planteles, pero la realidad muestra todo lo contrario”.
Planteles educativos en Venezuela
El Ministerio se ha negado a ofrecer el número de planteles, precisamente por el deterioro, y desde 2015 no ofrece memoria y cuenta, pero según declaraciones de prensa, en el país hay 24.000 planteles, de los cuales 14% corresponden al sector privado, expresó Figueroa.
Al tiempo cuestionó que no haya una política de mantenimiento. Pintar solamente, no resuelve el problema -dijo- para luego aseverar que si no hubiese pandemia, “indudablemente el Estado continuaría con esa política de irresponsabilidad de no atender la educación», pero ante una situación tan especial urge el acondicionamiento de los planteles, aunque no cree que haya tiempo de repararlos a todos antes del 25 de octubre.
“Me consta que padres y representantes están poniendo su alma, su corazón y espíritu de solidaridad. En todo los planteles están ayudando, el que no ayuda y es el responsable de esta crisis es el Estado”.
El tareismo sustituyó proceso enseñanza-aprendizaje
Raquel Figueroa lamentó que en el lapso escolar 2020-21 «se perdió un año de formación, un año de conocimiento” porque no hubo un proceso de enseñanza-aprendizaje, ante la ausencia de una relación directa docente-estudiante.
Lo que hubo fue un tareismo, cuyo instrumento fue el cuaderno. El estudiantes desarrollaba las tareas, -a veces los padres y representantes- y el docente evaluaba el cuaderno y no el aprendizaje del alumno.
Un factor que influyó significativamente fue la carencia de instrumentos tecnológicos (teléfono inteligente, computadora) que auspiciara la relación estudiante-docente, subrayó.
“Finiquito a la profesión docente”
Consultada por sobre el anteproyecto de Ley de Reforma de la Ley del Ejercicio de la Profesión Docente, aprobada en su primera discusión en la Asamblea Nacional, respondió sin vacilar que de aprobarse “sería el finiquito de la profesión docente. De llegarse a materializar ese proyecto sería un instrumento de control de la educación e indudablemente de la profesión docente», insistió.