Precisamente hace un año, el 13 de marzo de 2020 en la noche, Nicolás Maduro decretó el Estado de alarma, debido a la llegada la pandemia del COVID-19 al país, tan solo había casi 30 casos, la mayoría provenientes de España, en un vuelo de Iberia desde Madrid-Maiquetía.
“Estamos empezando una cuarentena colectiva, una cuarentena social”, comunicó a las 9:30 de esa noche.
Hubo suspensión de clases “hasta nuevo aviso”, que concretó en una suspensión el resto del año. Las clases, tanto en colegios como universidades a distanciase fueron vía on-line.
Por su parte, los profesores universitarios y escolares afirmaron que adaptarse a la distancia no fue tan fácil al principio, pero “con las uñas”, han sacado semestres, exámenes y exposiciones.
Los restaurantes solo podrían trabajar para llevar o con servicio delivery, lo que generó un nuevo empleo para algunas personas, a pesar de que durante el mes de abril, Venezuela enfrentó la crisis de la gasolina.
Empezó a estar más ausente. Muchas estaciones en todo el país quitaron sus mangueras y se multiplicó un mercado ilegal de Venezuela que se veía usualmente en la frontera: El tráfico de gasolina.
En ese entonces, venta ilegal se cotizaba “en la calle” a un valor de $2 hasta llegar a los $4. De ser la gasolina más barata del mundo, paso a ser la más cara.
La reincorporación
El 1ro de junio fue el día que se dio permiso a varios sectores para que pudieran ir a sus puestos de trabajo, ahí nació la metodología del «7×7», que consta en trabajar una semana si y la otra semana se debe permanecer en casa, que hasta el día de hoy se mantiene, sin embargo la necesidad del venezolano obliga a salir buscar el pan de cada día y prácticamente un gran número considerable, no acata está norma como al principio.
A todos sitios se implementó la obligatoriedad del tapabocas, en muchos establecimientos colocaban alcohol en las manos a cada personas y unos que otros median la temperatura con un termómetro de infrarrojo.
DS/Foto: Ángel Zambrano