El papa Francisco no tiene dudas sobre qué pedirle al mundo como regalo por el décimo aniversario de su pontificado: “Paz, necesitamos paz”.
El papa asegura en un podcast publicado en los medios vaticanos, de las miles de audiencias, de los cientos de visitas a diócesis y parroquias y de los cuarenta viajes apostólicos a todos los rincones del globo, guarda en su corazón un recuerdo preciso como «el momento más bonito» de sus 10 años de pontificado:
«El encuentro en la plaza de San Pedro con los viejos», la reunión con ancianos y abuelos de todo el mundo el 28 de septiembre de 2014.
«Los viejos son sabiduría y me ayudan mucho. Yo también soy viejo, ¿verdad?», afirma.
El papa cree que la de Ucrania es la tercera guerra mundial
Mientras que sus peores momentos, el papa los vincula al horror de la guerra, como las visitas a los cementerios militares de Redipuglia y Anzio, para la conmemoración del desembarco de Normandía; luego, la vigilia para evitar la guerra en Siria y ahora, «la barbarie» que se vive desde hace más de un año en Ucrania.
“Detrás de las guerras está la industria armamentista, eso es diabólico”, dice Francisco, que lamenta ser el papa al que le ha tocado la época «de la Tercera Guerra Mundial»: «No me lo esperaba… Pensé que Siria era una cosa singular , luego llegaron las demás».
«Me duele ver a los chicos muertos, tanto rusos como ucranianos, no me importa, me duele que no regresen», dice.
«Piense que en poco más de cien años han habido tres guerras mundiales: 1914-1918, 1939-1945 y ahora esta, que es una guerra mundial que ha comenzado de a pocos».
Sobre las armas, el papa comentó: «Un técnico me dijo que si no se fabricasen armas durante un año se podría resolver el problema del hambre en el mundo. Es el mercado el que ha creado la guerra (…) Las guerras sirven para probar armamentos».
En este sentido recordó la utilización en la guerra de Ucrania de nuevos tipos de drones «que están siendo probados, se están probando armas nuevas».
«Si se probaran otras cosas, en favor del desarrollo humano, de la educación o de la alimentación, estaría bien, pero la atracción hacia el dinero es el peor enemigo del hombre, el diablo entra por el bolsillo», agregó.
«Jesús dijo que no se puede servir a dos señores. O se sirve a Dios, y uno puede esperar que luego dijese al diablo, pero él no dice el diablo, el dice que o se sirve a Dios o se sirve al dinero. Es curioso lo que dice Jesús porque demoniza el mal uso del dinero».