Desde que en la primera semana de abril el ministro de economía del gobierno de Nicolás Maduro anunciara que se entraría en un “Plan Especial de Racionamiento de Combustible”, salvo las denuncias de que en la tremenda escasez que impacta a toda Venezuela, ni siquiera se respetan cabalmente los salvoconductos para los trabajadores exentos de la cuarentena por el Covid-19; lo único novedoso y de creciente discusión es la posibilidad de que se privatice el circuito de la venta de gasolina en el país.
El viernes 10 de abril circuló con fuerza en redes sociales, un conjunto de fotografías y videos que
daban cuenta de lo que luce como un embarque por el que esperaban en los patios portuarios muchos chutos, blancos, como de los que usan las gandolas que transportan gasolina, pero eso sí, sin rótulo alguno. Ahí no se leía Pdvsa por ningún lado.
El pasado 8 de abril, el site “El Político” aludió a una “fuente cercana a Petróleos de Venezuela”, para informar que se está evaluando la privatización de la compra, distribución y venta de la gasolina en todo el país.
El ministro de economía del régimen madurista, Tarek El Aissami , cuando anunció el racionamiento de combustibles, lo justificó con el hecho de que Estados Unidos en el marco de sus sanciones económicas, estaría amedrentando a los proveedores de los aditivos necesarios para preparar la mezcla de la gasolina. Y, dadas las extremas circunstancias que impone a la sociedad la lucha contra la pandemia del Covid-19, era necesario adelantar un plan de expendio que privilegiara a los trabajadores del sector salud, alimentos, militares, orden público, telecomunicaciones y otros.
Sobre el trato priorizado no son pocas las denuncias de no acatamiento y más bien se ha conocido de la proliferación de negocios turbios sacando partido a la necesidad ciudadana de abastecerse de gasolina. Un mercado negro que en estados fronterizos se ha hecho común, pero que particularmente en la capital es todo un abanico de prácticas irregulares y cobros exorbitantes por cada litro. En todo caso, parece claro que los inventarios se agotan del todo.
En un reporte de Marine Tracker, que también circuló masivamente por redes sociales, se puede leer que arribó a La Guaira el 3 de abril a las 5.00 horas, con bandera panameña, supuestamente el buque AN Ping 8. Y en la “ola de comunicaciones” se publica también una fotografía del referido buque, sin que se note de sus alrededores algo que compruebe estar atracado en el litoral central. En el video de los chutos y de las cisternas (también carentes de logotipos), si pudiera hallarse mucho parecido con La Guaira, a juzgar por la similitud que hay con el cinturón de ranchos a pie del cerro enfrente del puerto.
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Por: Míguel Ángel Rodríguez
Foto: Ángel Zambrano