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Sin estereotipos y con la tecnología como aliada

No llegan a los 40 años y son madres “multitarea” que están revolucionando la maternidad con una crianza caracterizada por la alta flexibilidad, si la comparamos con la tradicional de las generaciones precedentes. Son las mamás Millennials.

Ivar Colmenares Trujillo

Las madres millennials, llamadas así por formar parte de la generación del mismo nombre (también llamada Generación Y) y que integran los nacidos entre los años 1981 y 1999, cuestionan mandatos y estereotipos, defienden su autonomía para enfrentar y ejercer la maternidad y apoyan la igualdad de género.

Ellas no aprendieron de maternidad con el clásico “me lo enseñó mi mamá” (o mi abuela), sino con internet y redes sociales. Son mamás muchísimo más informadas que sus predecesoras y se sirven de la tecnología para cumplir con sus múltiples facetas.

Estudian, trabajan, atienden a sus hijos, su hogar y a ellas mismas, y hasta tienen tiempo para convertir cada rol en imágenes y contenidos que comparten a través de sus perfiles en múltiples redes sociales.

Mariarby Jiménez y Marlina Mendoza son madres millennials. Se reconocen en la descripción anterior y destacan otra característica fundamental de su generación: apuestan por el diálogo y la negociación, rompiendo el tradicional esquema de crianza según el cual “soy tu mamá y se hace como yo digo”.

¿Y cómo crían hijos?

Unas nueve millones de madres en el mundo son protagonistas del relevo generacional con más cambios en los últimos 200 años, lo cual indudablemente influye en sus hijos, quienes conforman la llamada generación Z.

Encajando con diversos estudios que lo confirman, Mariarby y Marlina, como las demás madres de esta generación, procuran hijos sensibles y afectivos, responsables y autónomos. Desechan ese autoritarismo tan común en los hogares latinoamericanos.

Eso implica que algunas veces las acusen de “malcriar” a sus pequeños. Mariarby, acarigueña de 23 años, estudiante universitaria y diseñadora de carteras, responde tajante: ¡no son malcriados, son niños! Y defiende que los de esta época  negocian y aceptan acuerdos con una madurez que antes no fluía, quizá por la “chancleta voladora” de mamá.

Marlina, barquisimetana de 25 años, comunicadora social y conductora del programa Al Extremo, en Promar TV, le apoya y acota que si bien no se dejan amilanar por las críticas, no dejan de preguntarse permanentemente “si lo están haciendo bien” como madres.

Por eso son asiduas seguidoras de cuentas de psicología infantil en las redes sociales. Leen, preguntan y comparten inquietudes en las comunidades de madres millennials que abundan en la web.

Como toda mamá, ellas quieren lo mejor para sus hijos y, aunque su método sea diferente, tienen claro el objetivo: cero hijos machistas y cero mujeres dependientes. Al poner en una balanza los berrinches y semejantes lastres sociales,  ellas han decidido hacia donde inclinarla.

Tecnología como aliada

Un día a día incluye porque sí, un teléfono inteligente, laptop o tableta, los cuales sustituyeron las listicas de “cosas pendientes”. Todo el quehacer diario se sistematiza: lo que comen, lo que compran, el trabajo, incluso lo que consultan. El pediatra, por ejemplo, puede ser consultado por Whatsapp.

Los chamos van por el mismo camino, y hasta más. Como nativos digitales manejan un celular al derecho y al revés.

— Mi teléfono está lleno de juegos y Ricardo lo usa como cualquiera de sus juguetes, cuenta Marlina, quien se vale de este recurso para su trabajo en la televisión.

Mariarby reconoce que su celular es uno más de lo juguetes de Mathías y es herramienta fundamental de su trabajo que incluye la cuenta @soyunamamaalos20.

Ellas y ellos pasan buena parte del día ‘pegados’ al celular. No pueden evitarlo. Es parte de esta generación.

Cosa de dos

Ese precepto de que el hombre trabaja y provee y la madre atiende la casa y cría muchachos, resulta para estas mujeres un odioso estereotipo sexista. La cosa es equitativa: ellos deben apoyar en todo lo que tenga que ver con el hogar, así como ellas deben apoyar con el sustento económico.

Esto resulta incluso educativo, destacan las jóvenes madres, porque los niños ven a sus padres ayudando en los quehaceres y quieren hacerlo también.

De allí que involucrarse hasta en los proyectos personales de cada uno, es un requisito infaltable en estas relaciones que, no obstante, conservan algunos ‘rasgos’ de las tradicionales, como esta confesión que las dos hicieron con feminísima picardía: ¡los esposos cuentan como un hijo más!

Salir corriendo…

Las madres millennials desechan aquella ‘costumbre’ de la mujer que tras dar a luz y “dedicarse a ser mamá”, no tiene tiempo para sí misma.

No temen hacer muchas cosas a la vez, “pueden con todo y hasta con más”. Mariarby dedica mucho de su tiempo al diseño, Merlina a su programa. Se trata de sus propios proyectos, de su propia vida.

Pero nadie dijo que fuera fácil. Han descubierto que la maternidad no es lo que alguna vez pensaron y reconocen que el agobio les ha tocado la puerta en algún momento.

Al preguntarles sobre cuáles son sus temores como mamás, de su respuesta se desprende que, más que miedo, se trata de tensión, causada por su deseo de cumplir cabalmente con sus diversas facetas, sin desechar las metas personales.

Nada hemos dejado de hacer por ser mamás.

Marlina y Mariarbys

No al rechazo

Probablemente, uno de los cambios más significativos de la generación millennial es su amplitud a los temas de género. Además de la equidad de roles entre hombres y mujeres, tajantes descartan que el azul y el rosado definan la orientación sexual de sus hijos.

En otras palabras, no ven problema con que las niñas jueguen con un carrito o ellos con peluche. Hay variables más determinantes que esas y, en cualquier caso, aseguran tener más amplitud en torno a estos temas que sus madres y abuelas.

Ellas quieren que sus hijos sepan ver los sentimientos por encima de la imagen de un ser humano, y están dispuestas a dar pasos decididos en eso que a la sociedad tanto le cuesta: la aceptación.

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