AP- Entre dudas y gran desinformación, los venezolanos arrancaron el lunes el primer día de liberación del mercado cambiario que por dieciséis años estuvo bajo control del Estado.
Taquillas de cambio casi desoladas se observaban en las sedes de algunos de los mayores bancos privados del país, donde se habilitaron ventanillas especiales para recibir las ofertas de compra y venta de divisas en efectivo.
Los bancos privados venezolanos retornaron al libre mercado cambiario, que no estaba disponible en Venezuela desde febrero de 2003, en medio de gran incertidumbre por la crisis política y económica en la que está sumida el país suramericano y las dificultades operativas que enfrenta la banca, que se prevé que complicarán la aplicación del nuevo sistema, según reconocieron analistas.
Esta decisión del gobierno de Nicolás Maduro, que además permite a los bancos privados abrir sus mesas de cambio sin límites de montos ni controles sobre la tasa, se da casi un mes después de que Washington sancionara al Banco Central de Venezuela (BCV), lo que dejó la institución financiera sin posibilidades de tramitar operaciones cambiarias con bancos internacionales.
En opinión de algunos analistas, las sanciones contra el BCV fueron las que obligaron al gobierno a liberar el mercado que por más de una década estuvo controlado para evitar la fuga de capitales y proteger las reservas internacionales tras el fallido golpe de Estado de 2002. «Ni un dólar más para los golpistas», dijo en esa oportunidad el fallecido presidente Hugo Chávez al defender el control de cambio, que algunos economistas consideraron como una medida de control político más que una acción económica.
En agosto pasado el gobierno dio los primeros pasos para flexibilizar el sistema cambiario al permitir a las personas y empresas privadas comprar y vender dólares a través de casas de cambio con ciertos límites de montos y precio, pero el mecanismo no tuvo mayor éxito debido a la escasa oferta de divisas.
En el país opera desde hace varios años un mercado negro muy activo donde la divisa estadounidense se cotiza a tasas superiores a la paridad oficial, que ronda los 5.200 bolívares por dólar.
La escasa oferta de divisas oficiales, generada por la reducción de las exportaciones de petróleo — que financia 96% de los ingresos que recibe el país del exterior– ha alentado el mercado negro que se utiliza como referencia para la fijación de los precios de los productos y servicios en el país.
«Que volvamos hoy a como estábamos anteriormente, a un mercado sin restricciones, será muy favorable para que las cosas funcionen», afirmó José De Freitas, un comerciante de 55 años, que sonriendo admitió que «era hora que lo hicieran porque aquí ya estamos dolarizados».
A las puertas de uno de los mayores bancos del país, en el centro de la capital, De Freitas reconoció que no tenía mayor información sobre cómo operará el nuevo sistema e indicó que esperaría algunos días antes de hacer alguna operación con divisas.
Rodolfo Gutiérrez, un jubilado de 73 años, también manifestó dudas sobre el nuevo sistema cambiario y dijo que esperaría unos días antes de comprar o vender dólares. «Con este gobierno todo es una duda porque un día dicen una cosa y otro día otra», comentó.
El jubilado admitió que ante la hiperinflación de seis dígitos que hay en el país, para muchos venezolanos será muy difícil comprar dólares «porque nuestra prioridad es comprar la comida».
Analistas y opositores también expresaron dudas sobre la aplicación del nuevo modelo cambiario.
«Un control de cambio no se levanta por un decreto. Tiene que haber unas condiciones para eso», dijo a The Associated Press el economista Asdrúbal Oliveros, director de la firma local de análisis económico Ecoanalítica, al reconocer que la situación del sistema financiero venezolano que «hace que eso operativamente no se lleve a cabo».
Oliveros explicó que algunas instituciones financieras privadas mantienen problemas para realizar transacciones en divisas con sus bancos corresponsales extranjeros debido a las sanciones que mantiene Estados Unidos contra Venezuela, lo que les impide tramitar cualquier operación de empresas locales.
El economista indicó que de acuerdo a la nueva normativa los bancos privados quedaron autorizados para permitir a sus clientes realizar operaciones en divisas a través de internet, pero sostuvo que con los límites tan bajos de las tarjetas no hay posibilidades de hacer operaciones.
Por su parte, el diputado opositor José Guerra, miembro de la Comisión de Finanzas, dijo a la prensa que el problema que enfrenta el nuevo mecanismo es que no se sabe “de dónde van a salir las divisas para alimentar ese mercado” porque el gobierno utilizará los ingresos petroleros para sus importaciones. Guerra manifestó dudas de que las divisas que ingresan al país por vía de las remesas, que se estiman en más de 1.000 millones de dólares al año, puedan ir hacia la banca.