Reinaldo Gómez.- “Con una pintura elaborada a brocha gorda, y, además, sobre las escaleras –es decir, sobre el piso-, a alguien se le ocurrió desnaturalizar ese emblema de Barquisimeto y de la barquisimetanidad que es el Obelisco de la ciudad”.
La anterior manifestación provino del señor José Gregorio Gómez, presidente de la Fundación Nuevo Joven (FNJ) de esta ciudad y persona ampliamente vinculada al mundo de la cultura en esta entidad federal, al emitir su opinión en torno al hecho de que, según dijo, le haya sido pintado un mural urbano a la escalera de ese monumento que es emblema de la capital larense.
-De parte nuestra –aseveró luego-, no podemos estar de acuerdo con que se aplique un monumento de ese tipo pintura sobre una superficie que es objeto de constantes pisadas, especialmente si es de diversos colores que harán más difícil su potencial restauración, y máxime en estos tiempos, en que el precio que han alcanzado las pinturas las hacen incomprables, a lo cual hay que sumar que ello no es sino una irrespetuosa desnaturalización del patrimonio histórico y edificado de la ciudad.
-A todas éstas, si se trata de una política oficial, ojalá que no tengamos entonces que decir dentro de poco como hace años ya lo dijo un poeta: “¡Ah, mundo… Ahora el arte anda por el piso”.
Hasta donde tenemos entendido, como alegato para justificar esta “obra”, se ha dicho que se trata de un mural urbano alegórico a la bandera del Municipio Iribarren, pero resulta que eso va a ser ahora un patrimonio artístico sobre el cual se pisa, se escupe y hasta se orina, unido a ello el hecho de que, en no pocas ocasiones, allí, durantelos fines de semana, la ingesta de licor está a la orden del día.
-Admitimos que, de acuerdo con la Ley de Patrimonio, los monumentos, como el caso del Obelisco, por ejemplo, pueden ser adornados con motivo de la Navidad, el carnaval u otras celebraciones o efemérides, pero siempre y cuando no se desnaturalice la obra original. Y además, pintar un mural allí, tal como lo hicieron, es sencillamente una locura, porque eso es como pintarla sobre las paredes del Palacio Municipal. Y, si acaso esa “obra” va a permanecer allí, como se dice en criollo, por espacio una temporada, entonces, ¿Qué sentido tuvo el hacerla…?
-Y, para nosotros, en cualquier caso, eso no tuvo ni tiene ninguna justificación artística o estética, ni tampoco sentido racional. Eso no es sino una gran locura, una gran irresponsabilidad, que incluso amerita cárcel para quien ordenó ejecutarla.