El joven venezolano Miguel Ameliach abrió las puertas a Nicoletta en una entrevista exclusiva en la que relata una historia que nació en Caracas y hoy se desarrolla en Luxemburgo.
¿Cómo fue tu entrada en este fascinante mundo?
Mi historia es un tanto inusual. En mis primeros años, estudié Derecho en la Universidad Central de Venezuela. Sin embargo, durante esa época, el auge de los «tattoo shows» en televisión captó mi atención. Siempre me gustó dibujar y, además, tenía muchos amigos vinculados al mundo de la música. Fue así como me sumergí en el tatuaje, primero tomando un curso en un estudio en Sabana Grande, Caracas, y luego trabajando en lugares como Mito Tattoo.
¿Por qué Luxemburgo?
La oportunidad de trabajar en Luxemburgo surgió cuando una tatuadora venezolana, quien se mudaba a Inglaterra, necesitaba que alguien la reemplazara en Luxemburgo. Fui seleccionado para ese rol y decidí aventurarme. Fue una oportunidad de oro que me permitió crecer como tatuador y establecerme en Europa.
Cuéntanos sobre tu formación como tatuador.
Aunque estudié Derecho, mi verdadera formación como tatuador comenzó con un curso que abordaba lo esencial: higiene, manejo de máquinas, líneas y sombreados. A medida que adquirí experiencia, decidí tomarme el tatuaje de manera más profesional. Trabajé en Mito Tattoos, el estudio más reconocido en Caracas en ese momento, y pronto abandoné la carrera de Derecho para dedicarme por completo a este arte.
¿Cómo influye Venezuela en tu trabajo en Luxemburgo?
Venezuela siempre ha demostrado un fuerte apoyo a los talentos nacionales, incluso fuera de sus fronteras. En Luxemburgo, recibí un respaldo significativo al principio, y aunque formé mi clientela allí, siempre he sentido la fuerza del apoyo venezolano, incluso a nivel internacional. La conexión con mi país de origen ha sido una fuente constante de inspiración y apoyo.
¿Qué hace único a Ameliach Tattoos?
El arte del tatuaje es subjetivo, depende del cliente y su visión. Personalmente, me esfuerzo por hacer mi trabajo de la mejor manera posible, pensando en cómo se verá la creación con el tiempo. Además, aprovecho mis viajes a Estados Unidos para aprender y aplicar nuevas prácticas en mi estudio en Luxemburgo, brindando a mis clientes una experiencia única y agradable.
¿Cómo llegaste a participar en la Conferencia de Estados Unidos?
Actualmente, estoy en Nueva York con uno de mis patrocinadores, Darwin Henríquez, propietario de Inknation y uno de los tatuadores más reconocidos de Venezuela. Esta oportunidad surgió gracias a la red de contactos venezolanos en el mundo del tatuaje. La Convención de Miami, por ejemplo, está organizada por Emilio González, quien fue mi jefe en Venezuela en el primer estudio donde trabajé.
¿Cómo ves a Ameliach Tattoos en 10 años?
Estoy enfocado en hacer crecer mi estudio en Luxemburgo, mi primer emprendimiento. Aunque no sé exactamente qué depara el futuro, disfruto del proceso y sé que seguiré aprendiendo y mejorando. Evolucionar de ser un tatuador en el estudio de otra persona a tener mi propio estudio ha sido un cambio significativo, y estoy adaptándome a esta nueva rutina.
Tu especialidad es el realismo, ¿te gustaría aprender otra técnica?
Aunque me especializo en realismo, siempre hay cosas nuevas por aprender en el tatuaje. Observo técnicas de otros estilos y tatuadores, las integro en mi trabajo y les doy mi toque personal. Esto no solo enriquece mi estilo sino que también le otorga una firma única a mi trabajo.
¿Qué consejo darías a los nuevos emprendedores venezolanos?
La paciencia es clave. En mi experiencia, obsesionarme con el tatuaje y buscar constantemente mejorar me llevó a lugares inesperados. Al llegar a Luxemburgo, donde comenzaba desde cero, la paciencia fue crucial. Aconsejaría a los emprendedores ser persistentes, aprender continuamente y agradecer el progreso. Mirar hacia atrás y ver cómo has evolucionado te motiva a seguir adelante.
