Gratitud, emoción, alabanzas y miles de testimonios por favores recibidos están a ‘flor de piel’ de los devotos de la Divina Pastora. Roger Agustín Vásquez no pudo ocultar sus lágrimas al recordar cuando su hijo Roger fue diagnosticado con meningitis bacteriana. Tenía dos meses y medio, ocurrió en 1991.
El médico manifestó que el niño viviría, pero advirtió posibles secuelas de la enfermedad. “En ese momento, mi esposa me abrazó y dijo: la fe de mi esposo y la fe mía en la Divina Pastora me sanará a mi hijo en 15 días”.
Para sorpresa de todos, a los 13 días el niño estaba sano. A los dos años debía llevarlo para practicarle un ultrasonido. El resultado fue excelente. Hoy es un hombre y se encuentra en Ecuador, expresó Vásquez detrás del mostrador de la lonchería, ubicada diagonal al Santuario de Santa Rosa. Negocio de su madre. Su familia ha vivido allí a partir de 1936, comenta.
Relata que en los primeros 14 días de enero, la iglesia es muy concurrida, en la tarde se dificulta caminar por los alrededores. En el negocio trabajamos toda la noche.
Guardo muchas anécdotas –dice- esta mañana llegó al negocio un señor que viaja todos los años desde Maracaibo, estado Zulia, para acompañar a la Virgen en la peregrinación, tiene 61 años y “me dijo que me ha visto desde niño en este negocio. Eso es bonito, me hace sentir bien”.
Mucha gente viene turísticamente, pero vivir la Procesión con fe, es maravillosos e indescriptible”, manifestó.
Aura Rosa Castillo.
Foto: Daniel Sosa.