Sobrepasan los 90 años de edad y llevan sobre sus espaldas ser considerados como los últimos criminales nazis en enfrentar la justicia.
No formaron parte del alto mando militar del Führer Adolf Hitler, ni comandaron algún escuadrón de las SS. Simplemente eran guardias de seguridad, secretarias o empleados administrativos que trabajaron en los campos de exterminio del Tercer Reich y ahora, más de 75 años después del final de la II Guerra Mundial, y de los Juicios de Núremberg finalmente están enfrentando a la justicia.
El martes pasado, fiscales en Alemania acusaron a un hombre de 100 años de edad por ayudar en el asesinato de 3.518 personas que fallecieron mientras él trabajaba como guardia de la SSen el campo de concentración de Sachsenhausen, ubicado a unos 35 kilómetros al norte de Berlín.
La semana anterior, una mujer de 94 años de edad que trabajó como secretaria en el campo de concentración de Stutthof (Polonia) fue imputada como cómplice en 10.000 casos de asesinato e intento de asesinato por su trabajo en apoyo a las atrocidades que se cometieron allí.
Aunque ahora es nonagenaria, dado que era menor de 21 años cuando ocurrieron esos hechos, es probable que esta mujer termine siendo juzgada ante una corte juvenil.
Sus casos forman parte de un pequeño grupo de empleados de bajo nivel del régimen nazi que en los últimos años han estado siendo investigados por las autoridades alemanas en un último esfuerzo por ajustar las cuentas pendientes con el pasado nazi: una carrera contrarreloj pues cada vez quedan menos sobrevivientes de aquella época.
Quedó establecido que se buscaría hasta el último de los criminales del Tercer Reich para llevarlo ante la justicia y recibir sentencia. Se tiene conocimiento que en países de Latinoamérica como Argentina y Brasil algunos de estos criminales lograron esconderse e incluso tener familias./ JU
Foto: AP News