(AP) — Una propuesta para instalar un nuevo liderazgo en Haití parecía desmoronarse el miércoles cuando algunos partidos políticos rechazaron el plan de crear un consejo presidencial para administrar la transición.
El grupo se encargaría de elegir un primer ministro interino y un consejo de ministros que intentaría trazar un nuevo rumbo para el país caribeño avasallado por las pandillas. Escuelas y negocios han tenido que cerrar a causa de la violencia, y la vida cotidiana está totalmente trastornada en todo el país.
Jean Charles Moïse, exsenador y candidato presidencial que se ha aliado con el exlíder rebelde Guy Philippe, ofreció una conferencia de prensa el miércoles para anunciar su rechazo a la propuesta de consejo, respaldada por la comunidad internacional.
Moïse insistió en que debería instalarse el consejo presidencial tripartito que conformó recientemente con Philippe y un juez haitiano.
“No vamos a negociarlo”, dijo en voz alta mientras se secaba la frente con un pañuelo. “Tenemos que hacerles entender”.
Su aliado Philippe, que dirigió una exitosa revuelta que depuso al expresidente Jean-Bertrand Aristide en 2004 y hace poco quedó en libertad de una cárcel estadounidense tras declararse culpable de lavado de dinero, dijo que ningún haitiano debería aceptar propuestas de la comunidad internacional.
En un video publicado el martes en redes sociales, Philippe acusó a la comunidad internacional de complicidad con la élite y los políticos corruptos de Haití, y exhortó a la población a tomar las calles.
«La decisión de la Caricom no es nuestra decisión”, dijo en alusión al bloque regional que propuso crear el consejo de transición. “Los haitianos decidirán quién gobernará Haití”.
Otros políticos prominentes se negaron a participar en el consejo de transición propuesto, entre ellos el excoronel Himmler Rébu, presidente de la Gran Reunión para la Evolución de Haití, un partido que forma parte de una coalición a la que se ofreció un puesto en el consejo.
Su partido prefiere que un juez de la Corte Suprema asuma el poder, dijo en un comunicado.
Rébu añadió que el partido se siente “avergonzado y furioso” al ver “la búsqueda de posiciones de poder que no tienen en cuenta las responsabilidades que conllevan”.
Mientras tanto, un exsenador, Sorel Jacinthe, y un joven político, Jorchemy Jean Baptiste, ambos partidarios del primer ministro Ariel Henry y de la coalición del 21 de diciembre que lo respalda, contactaron por separado a Radio Caraïbes el miércoles para explicar por qué apostarle a un consejo de transición era la mejor elección.
Los mandatarios caribeños que anunciaron el plan del consejo de transición no respondieron a pedidos de declaraciones.
El plan se dio a conocer el lunes por la noche tras una reunión de emergencia de mandatarios caribeños, el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken y otros que buscan una solución a la crisis de violencia en Haití.
Horas después de la reunión, Henry anunció el martes que dimitiría apenas se instalara el consejo y dijo que su gobierno “no puede permanecer insensible ante esta situación”.
Henry, que no puede regresar a Haití porque los ataques de las pandillas han cerrado los aeropuertos, se encuentra en Puerto Rico.
Los ataques de las pandillas comenzaron el 29 de febrero, cuando Henry se encontraba en Kenia para impulsar el envío de una fuerza policial keniana respaldada por la ONU. Esa operación ha sido temporalmente suspendida.
“Mi preocupación es que cuanto más tiempo haya un vacío de poder y un intento de encontrar una salida en el aspecto político, cada día que se retrasan las resoluciones, mucha, mucha gente está muriendo”, afirmó William O’Neill, experto independiente de la ONU en derechos humanos en Haití.
En la capital, Puerto Príncipe, hombres armados han incendiado comisarías y asaltado las dos mayores prisiones del país, liberando a más de 4.000 reclusos. Entre los prófugos se encuentran líderes de bandas de al menos siete comunidades, según información facilitada por funcionarios cuyos nombres no son revelados por cuestiones de seguridad.
Las bandas también han atacado barrios y matado a decenas de personas. Entre el 27 de febrero y el 8 de marzo murieron más de 130 personas. Entre el 29 de febrero y el 10 de marzo murieron al menos 40 miembros de las pandillas, según los funcionarios.