A través de su violín, María Virginia García, mejor conocida como Mavi, no solo interpreta melodías: crea puentes entre culturas, despierta emociones y enciende el orgullo por sus raíces venezolanas.
A sus 27 años, se ha convertido en una de las violinistas más admiradas de Venezuela. Su historia comenzó en Valencia, estado Carabobo, donde a los seis años ingresó al Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela. Desde entonces, su vínculo con el violín ha sido tan profundo como natural.
Hoy, esa niña que descubría sonidos entre partituras se ha transformado en una artista que fusiona técnica, pasión y sensibilidad en cada presentación.
“Cada interpretación trasciende la ejecución musical, cuenta historias, revive tradiciones y une almas a través de las melodías que emanan de mi instrumento”, afirma.
Mavi ha logrado que sus conciertos se conviertan en experiencias sensoriales. Su presencia y talento transforman el ambiente y conectan directamente con el alma de quien la escucha.
Con cada nota, sigue llevando el nombre de Venezuela en alto, demostrando que el arte también es un acto de amor, identidad y conexión. S