Ayer, el mundo despidió a Mario Vargas Llosa, el titán peruano de las letras que falleció a los 89 años en Lima, dejando un vacío imposible de llenar. Su muerte, confirmada por sus hijos Álvaro, Gonzalo y Morgana, ha desatado una ola de tributos y reflexiones sobre su monumental legado. Pero más allá de los titulares que celebran al Nobel de Literatura 2010, al autor de La ciudad y los perros o Conversación en La Catedral, hay historias menos conocidas, facetas sorprendentes y detalles que revelan al hombre detrás del mito. En Verais Magazine, te contamos cinco aspectos fascinantes de Vargas Llosa que quizás no conocías, pero que harán que quieras volver a sus páginas o descubrirlo por primera vez.
1. El amor como musa y tormento
La vida amorosa de Vargas Llosa fue tan novelesca como sus libros.
Cuando era niño su tía, Julia Urquidi, estaba dando a luz una bebé y Mario, como buen niño curioso, quiso observar desde la ventana, para lo cual se trepó a un árbol del cual cayó estrepitosamente.
Años más tarde, a los 19 años, se casó con esa tía política, 10 años mayor, inspirando La tía Julia y el escribidor.
Más tarde, se casó con la prima que nació en aquel episodio, Patricia Llosa, relación que marcó décadas de su vida, pero también titulares. Su ruptura con Isabel Preysler en 2015, tras un romance que copó la prensa rosa, lo llevó a los chismes de farándula, algo que él mismo criticaba en su ensayo La civilización del espectáculo. Vargas Llosa vivió el amor con la misma intensidad que escribía: sin medias tintas, con pasión y contradicciones.
2. De comunista a neoliberal: un giro que desconcertó al mundo
En su juventud, Vargas Llosa fue un ferviente admirador de Sartre y abrazó el comunismo, motivado por las desigualdades de América Latina. Sin embargo, tras desencantarse con la Revolución Cubana —especialmente tras el encarcelamiento del poeta Heberto Padilla en 1971—, dio un volantazo ideológico hacia el neoliberalismo. En 1990, llevó sus ideas al extremo al postularse a la presidencia de Perú con un programa de reformas liberales. Perdió frente a Alberto Fujimori pero, durante su campaña presidencial, participó en un debate televisado en México donde calificó al sistema político mexicano como «la dictadura perfecta». Se refería al dominio del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó México por décadas con una fachada democrática, pero con prácticas autoritarias. La frase, dicha en un contexto de crítica al poder en América Latina, causó revuelo y se volvió icónica, mostrando su audacia para señalar estructuras de poder, algo que marcó su carrera literaria y política.
3. El puñetazo que rompió el «boom» latinoamericano
En 1976, en un cine de Ciudad de México, Vargas Llosa protagonizó un episodio que aún resuena como leyenda literaria: le dio un puñetazo a Gabriel García Márquez, su amigo y colega del «boom» latinoamericano. ¿La razón? Nunca se aclaró del todo, pero se dice que Vargas Llosa gritó: «¡Esto es por lo que le hiciste a Patricia!» (su esposa). Algunos especulan que fue un asunto personal; otros, que marcó el fin de una amistad rota por diferencias políticas. Lo cierto es que los dos gigantes nunca volvieron a hablarse, y ese golpe se convirtió en un símbolo del choque de egos y pasiones que definieron una era dorada de la literatura. ¿Quién diría que un Nobel podía tener un derechazo tan memorable?
4. La obsesión por el fútbol y la «U»
Aunque lo asociamos con bibliotecas y academias, Vargas Llosa tenía un amor terrenal: el fútbol. Hincha confeso de Universitario de Deportes, la «U», escribió con fervor sobre el equipo, llamándolo «un mito, una leyenda, una de las más hermosas historias del deporte peruano». En sus últimos meses, mientras paseaba por Lima apoyado en un bastón, visitó lugares ligados a su vida, como el bar que inspiró Conversación en La Catedral. Pero también se le vio evocando su pasión por la «U», un recordatorio de que, incluso en la cima de la literatura mundial, nunca dejó de ser un peruano de corazón.
5. Un Nobel que casi no fue escritor
De niño, Vargas Llosa creyó que su padre había muerto, una mentira de su familia materna para ocultar un divorcio. Cuando su padre reapareció, lo internó en el Colegio Militar Leoncio Prado, lugar que marcó su vida y dio origen a La ciudad y los perros. Su padre quería «endurecerlo» y alejarlo de las letras, pero el joven Mario encontró en la escritura una forma de resistencia. Esa rebeldía lo llevó a convertirse en el primer escritor hispanohablante en la Academia Francesa (2023) y a ganar el Nobel por «su cartografía de las estructuras del poder». Sin ese internado, ¿habríamos tenido al Vargas Llosa que conocemos?
Un adiós que no es final
Mario Vargas Llosa dejó instrucciones claras: nada de ceremonias públicas, solo una despedida íntima y la cremación de sus restos. Pero su obra —que abarca desde el realismo mágico hasta ensayos mordaces— es inmortal. En un mundo obsesionado con lo efímero, sus historias nos recuerdan el poder de la literatura para desafiar, conmover y perdurar. Mientras las redes arden con homenajes (#VargasLlosaEterno ya es tendencia), en Verais te invitamos a redescubrirlo: abre una de sus novelas, encuentra al hombre que vivió mil vidas en una y que, aunque ya no esté, sigue hablando.
¿Cuál es tu novela favorita de Vargas Llosa? Cuéntanos en los comentarios y comparte este reportaje para que el mundo no olvide al último gigante del «boom».
Fotos: europapress.es