Millares de católicos portugueses, y de otras latitudes, se encontraron en la tarde-noche de este sábado 13 de mayo en la región de Fátima, en lo que es la peregrinación anual más importante del catolicismo luso, y que, en esta oportunidad, sirve como “abrebocas” para la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que también tendrá lugar en Portugal, en agosto próximo, con la presencia del papa Francisco.
La JMJ tendrá lugar en Lisboa y en la vecina Lourdes,. entre los días 1 y 6 de agosto, aunque también está previsto que el líder religioso visite el Santuario de Fátima, donde, según la tradición católica, la Virgen se apareció a unos niños por primera vez el 13 de mayo de 1917.
A menos de 100 días de ese macroevento católico, cerca de 230.000 personas se han trasladado hasta la localidad de Fátima en las varias misas y ceremonias religiosas que, en esta ocasión, fueron presididas por el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin.
La guerra en Ucrania y los abusos sexuales en el seno de la Iglesia son los dos grandes temas que han copado las oraciones de los fieles.
«Cuando no se encuentra una alternativa a la violencia, a la guerra, al odio fratricida, a la exclusión, a la marginalización, entonces la esperanza de un cambio radical y de un futuro diverso y bueno es simplemente imposible», afirmó Parolin durante la celebración de la vigilia, ya de noche, en el santuario.
Parolin también presidió la peregrinación de octubre de 2016, meses antes de que el papa visitara Fátima con motivo del centenario de las citadas apariciones.
Los peregrinos incluyeron también en sus plegarias a las víctimas de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia y por la «falta de verdad», y pidieron que la institución «se convierta, que sinceramente pida perdón y busque justicia», según divulgó la agencia de noticias Ecclesia, de la Conferencia Episcopal Portuguesa.
La Iglesia portuguesa
La Iglesia lusa se enfrenta a una «nueva fase» en el combate y prevención de la pederastia entre sus miembros, según afirmó recientemente la CEP, tras la divulgación de un estudio del pasado mes de febrero, que cifra en más de 4.800 las víctimas de este crimen en el país en los últimos 70 años.
Sin embargo, la postura de la Conferencia ha sido criticada ampliamente en el país -incluido el propio presidente luso, Marcelo Rebelo de Sousa-, ya que ha dejado a criterio de cada obispo la decisión de apartar o no a los sacerdotes señalados en ese estudio.
Sobre este tema, Parolin afirmó este viernes en rueda de prensa que la investigación de estos casos debe ser marcada por «la verdad y transparencia», así como por la prevención, aunque reconoció que no se podrán evitar todos los casos.
«Hay casos en el pasado de la Iglesia que no será posible resolver, y casos en el futuro que tampoco será posible resolver», afirmó, según recogió el medio luso Expresso.
Fuente: 800 Noticias