Crónica Viva | Por: José Luis Sotillo < El Informador Venezuela
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Crónica Viva | Por: José Luis Sotillo

Guamacire lugar entretejido por una serie de relatos escalofriantes que se ilustran con la espesura de sus tupidos bosques, los cuales ocultan en gran medida las historias de quienes testifican haber visto la sombra o silueta estremecedora de un hombre a caballo; que suele exhibirse en meses de verano.

Dicen los lugareños, que aquella fantasmal figura tiende a circular por los lados de la derruida ‘’Casa de Teja‘’; bienhechuría ubicada entre la quebrada guamacire y la fila de Cocodrilo.

Según, en una oportunidad al encargado de aquella solariega casa de nombre José Tomas le tocaría experimentar la más desagradable y espantosa vivencia; puesto un día viernes preparó su bestia y decidió llegarse hasta la hacienda vecina San Rafael del Palenque para recibir su pago por jornada e irse de compras a la pequeña bodega de José Giménez y Amanda Álvarez en las Cuibas.

Llegada la noche en medio de algunos tragos partió, pero justo a la mitad del camino instruyó los cascos de otro caballo que detrás de él, le perseguían. Jamás por su mente imaginó toda una acechanza.

Ya era tarde y solo se dejaba guiar por los destellos de la luna, llegando a su casa volteo y se fijó en una extraña silueta negra montada sobre un caballo que lo acosaba, las cadenas de las riendas sonaban y los cascos del misterioso caballo trazaban chispas; sin embargo, en aquel momento prefirió no entrar a ‘’Casa de Teja‘’, sino seguir aguas arriba a la quebrada para estacionarse en la vivienda rural de José de la Paz Vásquez; deseoso a que pasara la media noche.

De regreso a Casa de Teja

Rato después en medio del temor, decidió tomar el curso de la quebrada aguas abajo para llegar a ‘’Casa de Teja‘’; nuevamente tal efigie lo esperaba estático en el peine de entrada a la vieja morada.

Despojado de temor, José Tomas llegó a la entrada de aquel fundo donde la extraña silueta hizo un paréntesis y se desapartó, permitiendo que abriera y largara el peine al suelo; corriendo en su bestia logró aproximarse a la entrada de la casa y de un santiamén se bajó huyendo al interior de la misma.

Vestigios o ruinas de la antigua Casa de Teja

La inusual figura por su parte, se marchó por lo lados donde se localizaba la cocina, ejecutando un raro chasquido quitándole los aperos al caballo, las espuelas de las botas rastrillaban e hizo un gesto de ruido para ahuyentar al caballo negro que montaba, huyendo al potrero.

Horas más tarde José Tomas salió de la casa para recoger a su fiel bestia, a lo externo la luna plateada daba parte de la soledad, sin visualizar nada a cambio.

Jorge Torres quién laboró en el sitio, describe a esta fuerza oculta que chaparreaba a los perros, se sentía caminar, generaba un frio intenso en el interior de la casa ‘’que hasta a los niños los enfermaba‘’.

Una noche de sueño profundo llegó a despertarse y repentinamente notó a un hombre de sombrero y vestimenta de color kaki al costado de su cama, mirándolo sin rostro visible. Ocurriéndole tal experiencia en dos ocasiones.

El personaje fantasmal ‘’se dejaba ver en la sala, en un cuarto largo, y en el frontal de la casa donde muchos alegan se le captaba mirando a los antiguos potreros‘’.

Años después Jorge regreso al tenebroso lugar con cámara  fotográfica en mano, y por equivocación lanzo una foto al suelo, al revelar misteriosamente se le apareció una mano en una de las gráficas, sin motivo alguno.

Todavía quedan muchos historiales de supuestas morocotas ocultas que han activado la presencia de tales espectros, sin hallazgos que lo certifiquen; pero si la energía pavorosa de un sitio calmado entre las montañas que ayer eran cultivados de cafetales.

Por José Luis Sotillo J
Jsotillo1974@gmail.com
@aguavivajose

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