Las bibliotecas humanas surgieron en Dinamarca en torno al año 2000 con el objetivo de compartir experiencias a través del contacto humano.
En esas bibliotecas se puede pedir prestada a una persona en lugar de un libro para escuchar la historia de su vida durante 30 minutos.
El objetivo es luchar contra los prejuicios. Cada persona tiene un título: «desempleado«, «refugiado«, «bipolar«, “Sufrí abusos sexuales”.
Es así como al escuchar su historia, las personas se dan cuenta que no se debe «juzgar un libro por su portada».
Más de 80 países cuentan ya con bibliotecas humanas
Este innovador y brillante proyecto está activo en más de 80 países. Se llama «La biblioteca humana».
El éxito que tuvieron las primeras bibliotecas humanas en Dinamarca animó a extender la idea por otros países. Rumanía, Islandia, Noruega, Canadá, India, Italia, Estados Unidos y Portugal fueron los siguientes países que se unieron a esta iniciativa. En España existen bibliotecas humanas en Madrid, Barcelona o Sevilla.
En un mundo tan deshumanizado y lleno de clichés, donde los WhatsApp están sustituyendo a las conversaciones de café, las bibliotecas humanas ofrecen una nueva forma de aprender de los demás, de sus experiencias vitales.
También pueden movilizar a una sociedad un tanto durmiente, quizás desorientada por la sobreabundancia de información.
Las bibliotecas humanas pueden enseñarnos que la diversidad es una riqueza maravillosa, y nunca un problema; y que los prejuicios sólo sirven para separarnos.
Douleydis Romero
Fotos: Getty Images