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Helen es una princesa con huesos de cristal

Como las protagonistas de los cuentos de Disney, Helen Montes Dudamel de Contreras tuvo un pasado de obstáculos y tristezas y su presente es feliz, con príncipe incluido y un amor para siempre

Yamilet Herrera Dudamel/ @herrerayamilet (Colaboradora)

De la osteogénesis imperfecta a una génesis perfecta, de la mano de Dios. Así ha transcurrido la vida de Helen de Contreras, barquisimetana de 29 años, que con ese diagnóstico médico, contra todo pronóstico, ha sobrevivido, logrado una carrera universitaria, desarrollado su pasión como músico y comprobado que puede ser atractiva y bien amada. Ella tiene “huesos de cristal”, como es conocida esa condición física, pero cada vez ese cristal se ha hecho más fuerte y ahora está blindado contra las dificultades.

-¿Qué ha sido lo más difícil?

-La etapa más fuerte fue la niñez, médico y emocionalmente. Yo me podía fracturar hasta acostada. El asunto es que no fijaba el calcio, mis huesos eran muy delgados y frágiles. Sufrí mucho por el dolor físico.

-¿Qué pasaba emocionalmente?

-Uno piensa muchas cosas… como ¿qué sentido tiene vivir para pasar por esto? Me sentía una carga para mis padres y mis hermanos, no podían vacacionar, no podían gastar el dinero en muchas cosas por mí, aunque no estaban mal económicamente. Era el conflicto de ¿por qué estoy aquí, para qué existo?

El amor “Como todas las niñas, tuve una etapa en que quería ser bonita y no me sentía así. Pensaba que nadie se fijaría en mí, que nadie querría unir su vida a una persona sin futuro, como yo. Mi mamá siempre fue rebelde y no aceptaba límites para mí. Me decía: cúidate, vamos a arreglarte… Y empecé a hacer lo que hacen todas las niñas aunque yo estaba en silla de ruedas. Tuve pretendientes, me sentí bonita, conocí a quien hoy es mi esposo, una persona que aceptó estar conmigo para toda la vida sabiendo que va a ser un poquito más difícil de lo normal. Él fue otro milagro”.

Instagram: @helendecontreras

-¿Cómo era tu día a día?

-Tenía que pedir ayuda hasta para ir al baño, a veces aguantaba cuanto podía para no molestarlos, y eso pega… Me sentía diferente a los demás niños, quería correr y no podía. Una vez lo intenté, me caí y me fracturé.

-¿Y en la escuela?

-Cuando mi mamá quiso inscribirme, no me querían aceptar ni en colegios privados y yo lo sabía. Eso también fue un impacto para mí. Al final ingresé por “palanca”, gracias a una prima que tenía un colegio.

La música “Tuve un grupo de música, Metanoia, una banda de rock alternativo conformada por puras mujeres, grabamos dos discos, fuimos reconocidas en su momento, viajamos por el país, salimos en la TV, participamos en el Festival Converse. Fui la tecladista, corista y compuse casi todas las canciones. Luego todo cambió, el país, los eventos, el mundo del espectáculo, las contrataciones”

-¿Cómo te desenvolviste?

-Me sentía como relegada. Gracias a Dios, los compañeritos nunca se metieron conmigo, me apoyaban mucho, pero uno se siente como diferente… menos, sí, menos.

-Luego, el liceo.

-El liceo también fue traumático. Aunque hubo menos fracturas, las recuperaciones eran muy lentas.

La profesión “La muchachita que no aceptaban en ninguna escuela, logró graduarse de licenciada en administración comercial en la UCLA. Eso fue muy gratificante para mis padres”.

-Tenías que pasar mucho tiempo en el médico.

-Sí, mi enfermedad no era muy conocida y hubo especialistas que no sabían exactamente qué hacer conmigo. Hay cinco tipos de ostoegénesis imperfecta, yo tenía síntomas de varios de ellos y eso no es común. Una psicóloga clínica me dijo que no sobreviviría  y yo sobreviví.

-¿Cuántas operaciones te han hecho?

-¡Na guará, no sé! Ya perdí la cuenta, tal vez 15…

La protagonista El personaje principal de esta historia no soy yo, sino mi mamá. Ella en mi historia es tan importante como yo, ha estado a mi lado en todo lo que me ha tocado vivir. Tuvo que buscar apoyo para criar a mis hermanos para atenderme directamente y no fue en vano”.

-¿Cuándo vino tu mejoría?

-El doctor que me controla, Alfredo Urquiola, una eminencia que llegó a hacer trabajos especiales con mi caso-, me dijo que cuando desarrollara empezaría a fijar más el calcio. Aunque mis huesos no tienen la misma contextura, ya no es como antes. Hay adultos que siguen sufriendo igual, yo, en cambio, pude superarlo.

-¿Cómo te sientes ahora?

-Me considero una buena persona, fuerte y más tolerante. No borraría nada de lo que pasé, todo tiene un propósito y eso me hizo ser quien soy, aprender a descubrir y valorar cosas que la gente no valora, como el hecho de estar vivos y sanos. Hay quienes están pasando por problemas tontos y se quejan.

El país “No me quiero ir de Venezuela, es difícil estar aquí, por el bombardeo emocional, sentimental. Hoy haces un plan y mañana la situación lo modifica, pero tengo mucha esperanza y fe en Dios. No sé qué será de mí mañana, pero sé que voy a estar bien, voy a tener paz y todo va a ser mejor. Quiero estar al lado de papá y mamá el mayor tiempo posible. Si algo he aprendido es la conciencia de la vida. No hay nada más importante que estar juntos y quiero disfrutarlos el mayor tiempo posible. Mientras tanto, ir trabajando, creyendo que va a haber algo bueno”.

-¿Qué te transformó?

-Fui a un retiro de la iglesia Jerusalén Manantial de Vida, fundada por mi familia a raíz del secuestro de mi abuelo, Ramón Dudamel, en el año 2006. Acudí con una actitud muy positiva, nunca me había sentido así. Aunque creía en Dios, me sentía ignorada, pensaba que existía, pero no para mí, que no quería ser bueno conmigo y lo culpaba. Cuando fui a ese encuentro, tenía un ánimo diferente, estaba esperanzada. Escuché las prédicas y era como que estaban dirigidas a mí, sentí ese toque del Espíritu Santo y decidí romper con mi niña triste. Después de eso, solo tuve una fractura el año siguiente, debí estar en silla de ruedas, pero lo hice como quien va a triunfar y así ha sido, ya no hay más fracturas, solo milagros.

La lección “El gran aprendizaje es la gratitud, cuando estás agradecido comienzas a ver las cosas buenas dentro de ti y en el entorno y allí notaremos que hay miles de motivos para alegrarnos”.

1 Comment

  1. Bella historia de esta chica, Helen Elisa, un milagro de Dios, testimonio vivo para quienes sufran cualquier enfermedad, oigan éste testimonio para aumentar su fe. Ella es bella, Dios la siga cuidando y bendiciendo.

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