Un grupo de habitantes del populoso sector El Cercado, ubicado al noreste de Barquisimeto, y que se definían como “los hijos de Chávez” –afiches y carteles incluidos–, se manifestó frente a la sede la Gobernación del Estado Lara, en la carrera 19 con la calle 23 de la capital larense, con una sola exigencia a todo pulmón: “¡Agua…¡ ¡Agua…! ¡Agua…!”.

Con este portal noticioso, hablaron varios de los voceros de tales manifestantes, entre ellos Isabel Rojas, Ceres González, Juan Rodríguez, Karl Lewis y Cecilia Peché.
Todos ellos fueron contestes en señalar que el sector antes citado, que alberga a numerosas barriadas populares de esa zona, lleva ya 66 días continuos sin recibir “ni una sola gota de agua, por lo cual tenemos que optar: O por comer, o por comprar medicinas, o por comprar agua”.
Aseveraron luego, ante una pregunta, que cada pipote de agua les cuesta un dólar y medio.
–Ahora bien –sentenciaban ellos mismos–, ¿Cuánto puede durar un pipote de agua para una familia de cuatro o cinco personas? Pues quizás dos días, cuando más, pero imagínese si es una familia más grande.
–Entonces –prosiguieron–, ¿Cuántos pipotes de agua hay que comprar al mes para poder subsistir?
“Insensibilidad humana…”

–Pero lo más grave de toda esta situación –denunciaron también— es que ya el Ministerio de Aguas nos donó el motor y la bomba para que sean instalados en el pozo N° 2, de lo cual hace ya un mes, pero, hasta ahora, no ha sido posible que nos los instalen, por la sencilla razón de que ha faltado voluntad política, y porque ha sobrado mucha demagogia y mucha insensibilidad humana.
Ante otra pregunta, dijeron que esta grave situación está afectando a unas siete mil familias y a 29.732 habitantes del sector, en total.

–Y resulta que tenemos allí niños, adultos mayores, personas con discapacidad, mujeres embarazadas, etc., que requieren del diario servicio del agua.
–Y es por eso que, como hijos de Chávez que somos, venimos a pedirle a nuestro gobernador Adolfo Pereira que, de una vez por todas, nos solucione esta dolorosa, incómoda y enojosa situación.
–Y hemos llegado a esto, es decir, a tomar la calle –añadieron—, porque estamos ya cansados de hacer diligencias ante diferentes organismos oficiales, sin que, hasta ahora, se nos haya dado siquiera una respuesta.

Gráficas: Julio Colmenárez