Profesionales de la educación del estado Lara se unieron este miércoles a la convocatoria de protesta nacional y salieron a marchar por las principales vías de los nueve municipios.
En Barquisimeto se concentraron en la avenida Vargas para posteriormente marchar hasta la sede de la gobernación. “Hoy educadores de todo el país han salido a las calles para exigir respeto a las contrataciones contrataciones colectivas y derechos laborales de todos los trabajadores de este sector”, afirmó Manuel Galíndez, secretario general de la Federación Nacional de Trabajadores de la Educación (Fenatev) seccional Lara.
“Queremos que se respeten los tabuladores de los contratos colectivos, que paguen el 40% de salario que nos deben desde el primero de octubre y solucionen la deuda con todos los jubilados. Nos tienen engañados, el ministerio y el gobierno nacional se han burlado de los maestros”.
Los aguinaldos sonaron, pero no por la navidad
“Tucusito, tucusito… Llevate al de Miraflores”, entre otras canciones tradicionales de las fechas decembrinas, fueron entonadas como protesta a lo largo de todo el recorrido, por las calles del centro de la ciudad.
Polilara desvió la marcha
Miembros de la Policia del estado desvió en varias ocasiones la manifestación, colocando cordones de seguridad en lagunas esquinas del centro de la ciudad para evitar la llegada al edificio de la gobernación. Sin embargo, los manifestantes encontraron la manera de evitar estos cordones para llegar hasta su meta.
Enfrentamientos en Caracas
Por su parte en la concentración en la sede del Ministerio de educación en la capital de la república, se presentaron choques entre los manifestantes y los cuerpos de seguridad, quienes resguardaban el edificio.
Un grupo de educadores trató de ingresar a la torre, pero fueron repelidos por funcionarios del equipo anti motín de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), lo cual generó un breve enfrentamiento entre ambos bandos.
«Llegó un policía y me dio un batazo sin mediar palabra», dijo visiblemente alterado un educador a la prensa, mientras sus colegas gritaban: «¡Somos docentes, no somos delincuentes!».