“La unión debe salvarnos, como nos destruirá la división si llega a introducirse entre nosotros.”
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco.
¡EL LIBERTADOR!
De todos conocido, el Padre de la Patria, como dice el adagio…
“Nacido en cuna de Oro”
Comenzó sus luchas libertadoras desde muy temprana edad, cuando su desgracia sentimental, la muerte de su amada María teresa, marcó su existencia por el resto de su vida llevándolo a la más bella aventura realizada por persona alguna, así lo confesó a Perú de la Croix, quien le escribió su anecdotario en el “Diario de Bucaramanga.”
Quien considero el más grande ser humano que haya existido (espero no blasfemar, al aseverar que Jesús el Cristo Redentor fue Dios e Hijo de Dios), todavía nos marca la pauta y enseña el camino, tal cual lo describió el número uno de la televisión Reny Otolina, cuando, en una entrevista realizada, expresó que, Bolívar, señalando hacía adelante, nos había indicado… ¡Por Ahí!
Bolívar se oponía a que las armas dirigieran el destino de la Patria, y daba valor incalculable a las leyes, como instrumento idóneo para determinar el final de la anarquía.
Encontramos la cúspide de su carrera militar y política en el manifiesto de Cartagena, y en la Carta de Jamaica, y su gran momento de virtud y sabiduría… en el Discurso pronunciado ante del Congreso de Angostura el 15 de febrero de 1819. Se dice, que allí encontró la base firme de su obra, conservando el recuerdo de las experiencias emanadas de las derrotas y desaliento, más que de esperanzas y triunfos.
Habiendo ya superado el año de 1814… Al “Decreto de Guerra a Muerte.”
Decreto salido de la defensa contra la traición y la desunión creada por la anarquía imperante en las Repúblicas recién perdidas.
Supongo que, debemos echar a un lado la retórica que mal utiliza la vida de quien tuvo la honra de conducir la marcha hacía la libertad y murió a sabiendas de que su nombre era utilizado por el mal.
Es obligatorio rescatar y seguir su ejemplo creador, para sacar al país del caos impuesto inmisericordemente, los lapsos se acortan mientras la miseria, el hambre, la desnutrición, la destrucción de las infraestructuras públicas, del sistema de salud y del sistema educativo; la falta de servicios públicos indispensables, como son el agua potable, la electricidad y el transporte campean por doquier mientras los ingresos monetarios de los ciudadanos son minimizados y prácticamente desaparecidos por la hiperestaflación, que está diezmando a las familias entre una diáspora inclemente.
Es inaceptable y mucho menos justo que uno de los países más ricos del mundo tenga una de las poblaciones más pobres.
No me cansaré de insistir en que tenemos hecho el camino de la paz y está en nuestra Constitución Nacional, las Leyes y reglamentos de la República; en los Tratados Internacionales suscritos. En el estado de Derecho, basado en el Estamento Legal que respete el espíritu, propósito y razón expreso por el legislador probo y que es aceptado y aprobado internacionalmente… sin manipulación, ni cortapisas.