Es propicia la ocasión para recordar al doctor Eduardo Gómez Tamayo, quien siempre brindó su apoyo a la juventud venezolana, estimulándolos a seguir adelante en el logro de sus metas y propósitos.
El 12 de febrero, se celebró el Día de la Juventud venezolana, en conmemoración de la Batalla de La Victoria, ganada ejemplarmente en 1814 por José Félix Ribas con jóvenes del Seminario y de la Universidad de Caracas.
La importancia de esta celebración representa un llamado a los jóvenes para que continúen estudiando, ya que la educación es la principal herramienta para el desarrollo humano y la creación del capital social que fortalece la comunidad venezolana. Así, se construyen caminos para el cambio que reclama el país, bajo las premisas cristianas de búsqueda del bien común y la humildad, donde radica la grandeza de la vida.
Actualmente, los jóvenes venezolanos atraviesan un momento muy difícil, donde la confrontación estéril y las diatribas políticas sumergen al país en una aguda crisis sin salida. Venezuela vive su peor momento, una antítesis del pasado, cuando a pesar de las diferencias políticas, la gran mayoría vivía con la esperanza de un mejor destino.
En este Día de la Juventud, rendimos un cálido homenaje al doctor Eduardo Gómez Tamayo, quien se convirtió en un ícono de la sociedad venezolana y un ejemplo a seguir para las nuevas generaciones. Su vida se puede resumir en tres frases: inteligencia natural, integridad moral y humildad cristiana.
El doctor Eduardo Gómez Tamayo representa la venezolanidad y la pluralidad política que defendió con brillantez. Su inagotable ejemplo siempre será una referencia para las nuevas generaciones de ciudadanos comprometidos con las causas nobles.
Si estas líneas han contribuido a reflexionar sobre la importancia de la celebración del Día de la Juventud y el legado dejado por grandes hombres como el doctor Eduardo Gómez Tamayo. Sin dudas, este espacio habrá tenido su justificación. Y recuerden que con el esfuerzo de todos, Venezuela no se hundirá.
José Gregorio Gómez
LA