Durante el tercer juego de la pasada Serie Mundial, en el que los Rangers de Texas vencieron a los D-Backs de Arizona con pizarra de 3×1, hubo mucha controversia por las decisiones del árbitro principal, Alfonso Márquez, sobre bolas y strikes; de hecho, se mostró inconsistente.
Cuando un árbitro incurre en esa tendencia, uno de los resultados directos es que los bateadores poco saben qué hacer, situación que les coloca en condiciones más vulnerables ante los lanzadores.
Ese caso viene a colación como punto de referencia explicativa para la novedad que se apreció este jueves en los juegos de primavera, específicamente entre Orioles de Baltimore y Piratas de Pittsburgh; se trata del Sistema Automatizado de Bolas y Strikes (ABS) que ya se ha aplicado en la Ligas Menores.
Esto incluye un mecanismo de impugnación en el que el árbitro sigue decidiendo las bolas y los strikes, pero el bateador, o la batería lanzador/receptor, tienen un número limitado de lanzamientos que pueden retar.
Por término medio, los árbitros de Grandes Ligas aciertan entre el 93% y el 94% de las decisiones. Los mejores alcanzan el 96%, mientras que los peores rondan el 91%. Está bastante bien, pero podría ser mejor.
Del 4-7% de decisiones que se toman incorrectamente en un partido, probablemente sólo un pequeño subgrupo de ellas tiene un gran impacto.
El problema es que el béisbol es un juego de centímetros, y un lanzamiento, o una mala decisión, puede tener un gran impacto en el resultado.
¿Y qué ocurrió entre Orioles y Piratas?
En un partido donde las nóminas fueron conformadas sólo por jugadores prospectos, transcurría la segunda entrada en su parte baja; con corredor en la antesala y par de outs, Tsung-Che Cheng estaba en turno ante el abridor Cade Povich, que tenía como receptor a Silas Ardoin.
Cuando la cuenta indicaba 2 bolas y 1 strike, el serpentinero zurdo hizo un envío hacia la parte externa-baja del bateador, también zurdo, que el principal sentenció bola, pero rápidamente el lanzamiento fue retado por el joven cátcher, habiendo sido aceptada la solicitud.
Tras unos segundos de revisión de los correspondientes videos, se demostró que ligeramente la bola rosó la zona de strike y esto cambió la cuenta a 2 bolas y 2 strikes; a la larga, Cheng se ponchó sin tirarle.
Fuente: Meridiano