Si no sientes frecuentes deseos en mantener un encuentro sexual con tu pareja, ¿Significa que dejaste de amarle?
A pesar de los variados esfuerzos científicos de diversos especialistas en el área de la sexualidad, para lograr precisar la normal frecuencia y duración que deberían tener las parejas en sus actos sexuales, terminan concluyendo que esto es tan variado e individual como historias personales existen.
Dicho de otro manera, cuando se presentan diferencias en el nivel de deseo sexual en las parejas, (bajo deseo sexual en uno y alto en el otro) generando dificultad en coincidir en sus actos sexuales, además de ocasionar malestar e insatisfacción en la relación, se le llama Discronaxia o Disritmia sexual (DS).
Se debe resaltar que existen parejas que tienen diferencias en su duración y frecuencia de actos sexuales y aun así no presentan conflictos por ello, a estos casos no se les debería considerar como (DS).
También se debe tener en consideración que ninguno de los miembros de la pareja esté atravesando situaciones que alteren su respuesta sexual, como por ejemplo: una enfermedad médica, uso de algunos fármacos (tal es el caso de algunos antidepresivos), curso activo de trastornos psicológicos, adicciones, periodos de lactancia materna o simplemente experiencias sexuales no placenteras ni gratificantes que no se haya superado, entro otros casos de análisis aislados.
Aclarado esto, retornemos a la discronaxia o disritmia sexual (DS). Es necesario decir que al evaluarla, debemos tener en cuenta el tiempo de la relación, la etapa y edades.
¿Tanto así? Si, ya que no es lo mismo comparar una pareja de 2 años de relación con un rango de edad de 25 a 35 años, con una de 30 años de convivencia y edades comprendidas entre 50 y 60 años.
Independientemente de esto, lo que sí es un hecho es que al experimentarse una (DS) en la relación, esta puede llevar a profundos conflictos y pronósticos desfavorables en la pareja, ya que mientras un miembro de la misma lo interpreta como rechazo o infidelidad (alto deseo sexual), el otro (bajo deseo sexual) se siente anormal, presionado y en ocasiones cuestiona el vínculo afectivo y el futuro de la relación.
Identificado el problema, ¿qué debo hacer si estoy atravesando junto a mi pareja una situación así? Lo principal es comprender que cualquier dificultad sexual se debe abordar desde lo afectivo y comunicacional, ya que somos más que un órgano sexual, además de internalizar que no está mal tener ritmos sexuales distintos y ello no implica ausencia o falta de amor.
Por el contrario, aceptar la diferencias estableciendo acuerdos que validen y reconozcan la incomodidad de ambos, pudiera resultar la mejor manera de superar el desafío, sin dejar de lado que la sexualidad es amplia y el acto sexual solo representa una pequeña parte de la misma.
Por eso quiero dejarles algunas recomendaciones:
- Varíen los sitios y sus encuentros sexuales (hacerlo fuera de casa y extracoital)
- Sumarse a eventuales encuentros sexuales aun sin ganas
- Acordar con tu pareja que cualquiera de los dos puede activar un acto sexual en la semana, sin especificar día, lugar ni hora (además de placentero, puede resultar muy divertido)
- Busca asesoramiento psicológico o sexológico temprano, y no lo dejes de última opción.
Finalmente, recuerda que la sexualidad tiene variadísimas formas de expresarse, además de no ser todo en una relación de pareja, dado que la complicidad, el romanticismo, la amistad, la intimidad y el compromiso, sorprendentemente son las claves del éxito en parejas de más de 30 años de convivencia, dicho por ellos mismos.
Psic. Luis Oropeza
FVP: 8482
@psicopracticala
Foto: (Referencial) Freepick