La Reserva Federal de Estados Unidos se apresta a anunciar el miércoles 15 de junio su mayor alza de las tasas de interés desde 1994 — un incremento mayor que el que había indicado y una señal de que el banco central está pasando trabajo para controlar la alta inflación que se vive en toda la nación norteamericana.
La Fed casi seguramente elevara su tasa referente a corto plazo por tres cuartos de punto de porcentaje, mucho más que el usual cuarto de punto, a un rango de entre 1,5 % y 1,75 %. Casi seguramente además pronosticará alzas adicionales de las tasas durante el resto del año.
Ello elevaría los costos de préstamos a consumidores y negocios, llevando muy probablemente a una desaceleración económica y elevando el riesgo de una recesión. Los aumentos previos de la Fed han causado un alza de las hipotecas cercana al 2 % desde el inicio del año y han aflojado las ventas de viviendas.
Otros bancos centrales en el mundo también están actuando prontamente para tratar de frenar la inflación en las economías de sus respectivos países, incluso en naciones en mayor riesgo de recesión que Estados Unidos. Se espera que el Banco Central Europeo eleve sus tasas por un cuarto de punto en julio, su primer incremento en 11 años. Pudiera anunciar un alza mayor en septiembre si persisten los niveles récord de inflación. El miércoles, el BCE prometió crear un respaldo de mercado que pudiera proteger a los países miembros del tipo de torbellino financiero que estalló durante la crisis de deuda hace más de una década.
Los efectos globales del encarecimiento de los préstamos están aumentando los riesgos de una baja económica severa en Estados Unidos, Europa y otras partes. La semana pasada, el Banco Mundial advirtió de la amenaza de un crecimiento lento acompañado por inflación elevada en todo el mundo.
Para el final de 2022, la Fed habrá elevado su tasa referente a entre 3,25% y 3,5%, estiman algunos economistas, más alto que lo estimado hace apenas unas semanas.
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