Por: Freddy Torrealba Z. / Twitter @freddytorreal11
Todo lo nuevo en su desarrollo afronta problemas pues poner orden en la casa casi siempre conlleva a situaciones conflictivas. Máxime cuando se lidia con la complejidad de una sociedad donde cada cabeza es un mundo. Lo demuestra la decisión del gobierno de Ecuador de poner fin a los subsidios a la gasolina por el Estado que ha devenido en un estallido social.
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Ecuador es un país con una prospera economía diversificada apuntalada en la explotación del petróleo, la agricultura y otros sectores industriales como el de la minería. Basta con referir que hasta julio de 2019 el índice de la inflación es de 0,09 %. Es uno de los más bajos de América Latina y el mundo generador de un salario fuerte con amplio poder de compra. Los índices de pobreza han ido disminuyendo paulatinamente hasta ubicarse en un 22.5 %. Una situación envidiable que,por cierto, no exhibe un país como Venezuela sumido en la más espantosa miseria de sus habitantes.
Para mejorar más esa avanzada economía. el gobierno de LenínMoreno ha solicitado un crédito al FMI por un monto de 4200 millones de dólares.Por ende, se propone aplicar un plan de medidas económicas que incluye entre otras una mayor austeridad en el gasto y privatizaciones.Una de esas medidas es el fin de los subsidios a la gasolina que ha provocado un estallido social.
Acciones de este tipo por lo general son mal vista por los sectores más desheredados de la sociedad.Sobre todo, en Ecuador donde un 40% de la población la conforman indígenas y campesinos que temen perder las conquistas de la inclusión social. Sin embargo, en Perú el problema más acuciante es el de la corrupción ante el cual lamentablemente el Estado es débil.
Con todo, el gobierno de Moreno acusa signos de desgaste por su autoritarismoy tutelaje de EEUU que ha encontrado resistencia en la combativa sociedad civil. Se trata de sectores sociales que ven amenazados sus conquistas por su identificación con el FMI que la oposición, encabezada por el expresidente Rafael Correa, ha explotado hábilmente. Una situación que lo coloca al borde de la inestabilidad que se prolonga por casi 2 semanas. Su plan de ajustes económicos es el epicentro de airadas protestas callejeras, mientras ha apelado al diálogo para apaciguarlas. Por los disturbios Moreno responsabiliza a narcotraficantes y partidarios del expresidente Correa. Al tiempo que la dirigencia de las protestas se deslinda de estos.
Los subsidios no pueden ser vitalicios, pues pasan a formar parte de las políticas populistas que acostumbran mal a la sociedad. En Venezuela en varias ocasiones el actualrégimen ha anunciado una similar medida sin que se concrete. En Cuba el tirano Raúl Castro, en mediodelregreso alcapitalismo, echó a la calle a más de 500 mil cubanos beneficiados por el paternalismo del Estado. Al despedirlos les dijo que el imperialismo no se combate con consignas sino con producción económica. Las diferencias entre Perú, Cuba y Venezuela son abismales. En el primero se hace para fortalecer un modelo económico exitoso a manera de gran salto. En el segundo y tercero para justificar una economía en constante fracaso que solo causa sufrimiento al pueblo.
Tengamos presente aún así que la economía neoliberal no es tan despiadada como la descalifican los izquierdistas leninistas-estalinistas dados a la destrucción de lo bueno generado por el capitalismo. Pues una economía de mercado tiene la gran ventaja de la producción a gran escala de bienes, productos y servicios. Un sistema que no es perfecto, pero supera con creces las desventajas de la improductividad, la inflación, la carestía, el desempleo.
Es precisamente lo que no ocurre en los modelos de economía cerrada y estatista del socialismo.Trae el deseado desarrollo de los pueblos. Lo demuestras China que ha vuelto al capitalismo. La economía de mercado permite que el empresario haga buenos negocios al igual que el trabajador perciba un salario no devaluado con el cual obtiene felicidad, seguridad y estabilidad. Así ambos ganan. Es lo que se propone el plan del gobierno de Lenín Moreno sin el engaño ruidoso de la lucha de clases de ricos contra pobres pregonado por el embaucador socialismo.