Al cumplirse el centenario del nacimiento de Alicia Pietri de Caldera, este 14 de octubre, es recordada por su servicio social dirigida a los niños y ancianos en Venezuela.
De carácter tímido y reservado. Es posible, que en ello influyera su internado en el colegio San José de Tarbes, en El Paraíso. Estudió arpa clásica en el conservatorio de Música, bajo la dirección del maestro Nicanor Zabaleta. Siendo muy joven ofreció un recital en el Teatro Municipal.
El rumbo de su vida cambiaría a los 15 años, cuando conoció al abogado Rafael Caldera de 23 años, con incipiente participación política. Dos años después se casaron, de cuya unión nacieron seis hijos a quienes cuidó de que no se vieran afectados por la vida púbica de su padre.
Fue primera dama del país en los períodos 1969 -1974 y 1994 -1999 durante los cuales desarrolló programas sociales de gran trascendencia en el ámbito cultural y educativo.
Cuando se convierte en primera dama del país –aclaró con sencillez- que no es una mujer política sino la mujer de un político, nunca detrás ni delante, siempre a su lado”.
Durante los dos quinquenios gubernamentales, se dedicó a desarrollar diversos programas dirigidos a los niños y ancianos, haciendo uso la experiencia adquirida en la organización católica San Ignacio así como en Fe y Alegría, en el barrio Unión de Petare.
Además, de las festividades del Día del Niño ya instaurada y la atención a niños hospitalizados promovió la Semana de Arte y Cultura y los libros de cuentos infantiles: Páginas para imaginar, de la pluma de escritores venezolanos y editados en miles de ejemplares que eran regalados durante la celebración.
De esa manera, alentaba el interés por la lectura desde corta edad. De hecho, se hizo una campaña nacional dirigida a la familia padres, abuelos, hermanos, para que destinaran unos minutos de su tiempo a leer en voz alta.
“Leerle a los niños es algo que podemos hacer sin mucha dificultad; es una acción sencilla con la cual se contribuye de manera decisiva al mejoramiento de sus resultados en la escuela”, explicó durante la inauguración del Salón del Libro Infantil y Juvenil, en 1997.
Y es que su madre Luisa Teresa de Montemayor Núñez cultivó en ella como en sus dos hermanas –Corina, y Andreína– el placer por la lectura, la música y el desarrollo intelectual.
Como una manera de motivar a los niños a que estudiaran se creó el programa Plan Vacacional para premiar a los mejores rendimientos académicos. El plan consistía en viajar y visitas guiadas por sitios históricos y de esparcimiento, a fin de que conocieran y aprendieran a querer más a Venezuela. En cinco años se movilizaron 105 mil niños de diversas regiones,
También creó el programa infantil de televisión: Sopotocientos, de gran calidad y producido íntegramente en el país, que batió todos los récord de audiencia.
Aunado a l proyecto «Un Cariño para mi Ciudad» a partir del cual se instalaron parques de bolsillo en toda Venezuela que radicaba en recuperar espacios abandonados y convertirlos en lugares para el disfrute de los más pequeños. Al mismo tiempo, Alicia apoyó al patronato nacional de ancianos y la construcción del centro geriátrico de Caricuao.
«Camina con buen pié», fue otro de los proyectos ejecutados que se fundamentó en una serie de testimoniales infantiles sobre el optimismo y la motivación al logro.
Como iniciativa privada, fundó el Museo de Los Niños de Caracas, pionero en América Latina, que fue replicado en países de la región.
Su deseo de servir, lo aprendió en el hogar. Su padre el médico Andrés Pietri Méndez, fue el fundador del Instituto Simón Rodríguez, la primera institución benéfica privada en Venezuela.
Alicia Pietri dejó huellas en su paso y es recordada y reconocida por su amor al trabajo social en pro de los grupos más vulnerables y de promover la educación desde temprana edad.
Ese entusiasmo lo contagiaba a su equipo de trabajo ganándose respeto y admiración.