Las autoridades iraníes ahorcaron hoy a dos hombres condenados por corrupción, uno de ellos conocido como “el sultán de las monedas”, una medida adoptada en plena crisis económica y de devaluación de la moneda nacional, el rial.
Según explicó el Poder Judicial a través de su agencia oficial Mizan, Vahid Mazlumin, conocido como “el sultán de las monedas”, y su cómplice Mohamad Ismail Qasemí habían formado una banda que hacía contrabando con monedas de oro y divisas extranjeras.
Tras su arresto en julio pasado, fueron condenados a la pena capital en agosto por una corte especializada en delitos financieros y la sentencia fue confirmada después por el Tribunal Supremo.
Los cargos que pesaban sobre ellos eran su implicación en delitos económicos, la manipulación del mercado de divisas nacional y “corrupción de la tierra”, un cargo que la jurisprudencia islámica pena con la muerte.
Mazlumin fue detenido con dos toneladas de monedas de oro, mientras que su cómplice estaba implicado en la venta de esas monedas, cuyo precio se ha disparado en los últimos meses.
Otros once acusados en este caso fueron sentenciados a penas de cárcel de hasta 10 años, informó recientemente el portavoz del Poder Judicial, Gholamhosein Mohseni Ejei.
Según los datos aportados por Ejei, 96 personas han sido arrestadas en los últimos meses por manipular el mercado de divisas y de oro de Irán.
Para luchar contra esta lacra, el Poder Judicial estableció en agosto pasado tribunales especiales para juzgar delitos económicos y advirtió de que se dictarían duras sentencias.
Ante la depreciación de alrededor del 70 % del rial, ha habido una gran demanda en el mercado negro iraní de monedas de oro y divisa extranjera, lo que ha fomentado la corrupción.
La crisis económica que sufre Irán está influida por la reimposición de sanciones por parte de Estados Unidos, que entraron en vigor en agosto pasado y este mes de noviembre.
Washington, tras retirarse del acuerdo nuclear multilateral de 2015 con Irán, decidió prohibir la compra de oro de Irán y de dólares por parte del Gobierno iraní, así como penalizar a varios de sus sectores, entre ellos el financiero y el petrolero.