El presidente de Bolivia, Luis Arce, pidió el domingo 14-Nov a la militancia del partido gubernamental, Movimiento al Socialismo (MAS), una «movilización permanente» contra el «enemigo», en medio de la huelga parcial que se mantiene desde hace siete días contra una polémica ley, pese a su anuncio de que la norma será abrogada.
El mandatario insiste en que hay un “trasfondo político” para desestabilizar a su gobierno y sentenció que «el enemigo no duerme, el enemigo que destruye la patria, que saqueó nuestros recursos naturales y quiere seguir entregándolos a intereses extranjeros sigue vivo».
La “Ley de Ganancias Ilícitas y Lucha contra el Terrorismo”, es rechazada por la oposición porque la considera confiscatoria y, peor aún, una excusa del gobierno para atacar la disidencia, a la luz de una justicia no independiente, según ellos acusan.
De allí que gremios, pequeños empresarios, transportistas y sociedad civil iniciaran una huelga que ha paralizado la economía del país, durante los últimos días.
La ley fue aprobada en agosto como parte de los compromisos internacionales asumidos por Bolivia, e impone fuertes controles y sanciones para evitar que dinero ilícito del contrabando y del tráfico de drogas se infiltre en las finanzas a través de sectores informales que dominan poco más del 70% de la economía.
Arce dice que “hay factores de la ley que inquietan a algunos sectores, pero también hay intereses políticos”.
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