Una mancomunidad de estados que invierta en la optimización del poliducto El Palito – Barquisimeto, sería una alternativa para mejorar el abastecimiento de combustibles en el centroccidente del país. Actualmente, y según fuentes gubernamentales, el bombeo desde El Palito está suspendido debido a la existencia de tomas clandestinas.
La propuesta la hace Carlos Colina, expresidente de Fetrafalcón y dirigente de la CTV, quien en declaraciones para El Informador Venezuela, sostiene que los estados también deben sumarse al diseño de contingencias para paliar la intermitencia en el abastecimiento, el cual, explicó, no pareciera estabilizarse a corto plazo.
Para tener en cuenta
En el diseño original del Sistema de Suministro Centro Occidente (SISCO) ubicado en El Palito, se contempló el bombeo continuo de 60 MBD de combustibles blancos (gasolina y diésel) hacia un área de influencia conformada por los estados Lara, Portuguesa, Yaracuy, Barinas, Cojedes e, incluso, parte de Falcón y Carabobo.
Lo haría a través de una tubería de 12 pulgadas de diámetro desde una estación de bombeo ubicada en la refinería carabobeña hasta la planta de almacenamiento y distribución ubicada en Maporal, estado Lara.
Pero ese volumen se quedó corto ante la demanda cada vez más creciente, y ya para 2017 PDVSA consideraba ampliar la capacidad del poliducto y del SISCO, lo que evidencia la necesidad de inversión para su optimización.
Es más, el Plan Siembra Petrolera 2008 -2021, de la petrolera venezolana, contempla el proyecto Poliducto CRP – El Palito, consistente en otra tubería, de aproximadamente 350 kms., desde la refinería de Amuay del Complejo Refinador Paraguaná (CRP), hasta el SISCO, en El Palito, para aportar más cantidad de carburantes a la zona.
Sin embargo, es público y notorio que el escenario de hoy es diametralmente opuesto a lo proyectado. De hecho, el poliducto de Barquisimeto no sólo está fuera de servicio tras detectarse tomas clandestinas que afectan algunos de sus componentes, sino que podría inferirse un rezago tecnológico como consecuencia de la crisis en el sector energético nacional.
Lo que sucede hoy
Tal crisis, cuya dimensión política es igualmente pública y notoria, impacta determinantemente a una nación monoproductora y monodependiente, aunque al último de esos eslabones, los ciudadanos, lo haga en mayor medida, en tanto viven con una zozobra directamente proporcional a la longitud de las colas para surtir combustible y al desconocimiento de las causas de la irregularidad en el abastecimiento.
Carlos Colina, como dirigente sindical, coloca como primera en la lista de las causas, la precaria condición laboral de cientos de trabajadores de las contratistas petroleras en todo el país, cuyos reclamos a “brazos caídos” ralentizan la operatividad de estas empresas.
La situación no es ajena en las instalaciones del Estado, igualmente mermadas en productividad al punto de funcionar todas las refinerías a “media máquina”, y eso en el mejor de lo casos, por cuanto es común que alguna salga de operatividad durante el tiempo que dure ‘parapetearla’.
Colina señala rezago tecnológico, coincidiendo con las versiones según las cuales la modernización de la industria petrolera se ha hecho más cuesta arriba debido al bloqueo, en tanto los sistemas son de factura estadounidense.
De allí que el abastecimiento nacional esté dependiendo en gran medida del costoso cabotaje a través de camiones cisternas.
Y como tercera causa, el expresidente de Fetrafalcón sostiene que las operaciones de Chevron implican la honra de deudas contraídas por la República, con petróleo y gasolina que dejan de circular en el mercado nacional. Un esquema que se repetiría con otras transnacionales.
En tal sentido, las kilométricas y agotadoras colas y la angustia por saber “cuándo llega la gandola”, son la consecuencia de una mano de obra minimizada, de instalaciones deficientes y de una producción que no está siendo totalmente dirigida al consumo interno.
¿Soluciones?
Ciertamente, no son fáciles. La crisis es multidimensional. Pero Colina insiste en que el trabajo conjunto entre gobiernos regionales, y entre éstos y el Gobierno nacional, permitiría articular recursos físicos, logísticos y financieros capaces de amainar la complicada situación, y cita nuevamente como ejemplo la optimización –amén de la habilitación- del poliducto Barquisimeto – El Palito.
Icolt
Foto: Archivo El Informador