Reseña de la Añoranza/ Iván Brito López < El Informador Venezuela
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Reseña de la Añoranza/ Iván Brito López

                 El “Capitolio”

Barquisimeto, como todas las ciudades principales de nuestro país, fue viviendo paulatinamente su incorporación a la modernidad y en consecuencia su fisonomía arquitectónica fue cambiando. Uno de los sitios historiados en este sentido, es la esquina noroeste de la actual carrera 19 con la calle 23, lo que otrora fue la Calle Libertador esquina con la Calle Catedral. Allí se levantó un inmenso caserón durante la administración del General Jacinto Fabricio Lara, que sirvió no sólo de sede del Ejecutivo del Estado, sino también del Concejo Municipal a finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX.

Esa antigua edificación contaba con dos plantas por lo que sería hoy la carrera 19 y prestó funciones hasta 1922, cuando el General Rafael María Velazco asumió la Presidencia del Estado Lara en 1920, quien en su afán de dotar a la ciudad de un mejor aspecto, buscó al Reverendo Hermano Juan de la congregación de La Salle, dado su prestigio como ingeniero proyectista y constructor del Colegio La Salle en 1916, como también el Colegio Inmaculada Concepción cuando el Concejo Municipal le otorgó el terreno de la actual carrera 16 con la calle 23. Nuestro abuelo Rafael Miguel López (1988) en entrevista que le hizo el periodista Ivan Claudio rememoraba:

“…Recuerdo que en aquellos años, los Hermanos de La Salle se unían a la comunidad para ayudarla en sus propósitos… y a tal efecto, recuerda que el Hermano Juan, el Director, ayudó a construir el Colegio Inmaculada y el puente de Santa Rosa. Su Colaboración técnica fue muy importante…”

De tal manera, que no resultó extraño, que el General Velazco solicitara los servicios profesionales del Reverendo Hermano Juan, quien proyectó la nueva Casa de Gobierno y dirigió su construcción. F. Benet (1929) al referirse a esta edificación lo hace reproduciendo las palabras que al respecto escribió el Dr. Eliodoro Pineda y que fueron publicadas por un diario de la localidad:

“…En el ángulo noroeste, que forman las calles “Catedral” y “Libertador” de esta ciudad, en un solar en donde caben más de mil quinientos metros cuadrados, el Arte, siguiendo una feliz combinación de líneas trazadas con perfección geométrica, hizo profundos surcos, y como si hubiera depositado en ellos, la simiente del progreso, brotó en poco tiempo y creció rápidamente hasta su completo desarrollo, la nueva Casa de Gobierno, para alegría del barrio, orgullo de la ciudad y renombre del Estado. El General Rafael M. Velazco B., con la pericia que lo caracteriza como administrador público, multiplicó los fondos disponibles, hizo fecundo un tiempo improrrogable y seleccionó los elementos apropiados para la realización de esa obra de tanto empuje y de tal modo sorprende, que parece como si las columnas de polvo de la antigua casa demolida, se hubieran ido convirtiendo en los veintiséis artísticos pilares que sostienen la techumbre del palacio. El Honorable Hermano Juan, que posee ciencia bastante y la prodiga de buena voluntad en el Colegio La Salle, y más allá del afamado Instituto, indicó la arquitectura que convenía al elevado destino del nuevo edificio, y reputados alarifes y carpinteros, bajo la dirección de los maestros José de la Paz Morales y Hermógenes Palavecini, siguieron inteligentemente las reglas de la ciencia. (…) El Capitolio!… El pórtico parece un arco de triunfo levantado en el mismo terreno donde las administraciones precedentes brillaron por sus esfuerzos en corresponder a las imposiciones de la activa evolución del pueblo larense. Modernas “Columnas de Hércules” que, en vez de la negación desconsoladora “non plus ultra”, pregonan un imperativo positivo: “plus ultra”. Sí; más allá a conquistar en los campos de la lucha sin tregua de la humanidad, rico botín para abordar en las cuentas el valor siempre insólito de la paz. Arriba en el frontón , como marca de fabrica de las obras magnas de la pulcritud administrativa el simbólico Escudo del Estado; y, más abajo la hábil mano del múltiple artista Virgilio Soteldo, autor también del Escudo, grabó en bronce un mandato de la Asamblea Legislativa del Estado, fiel intérprete de la justiciera voz del pueblo. Ya en el umbral del Capitolio el observador recibe la grata impresión de un elegante minarete que, como un broche, une las dos porciones simétricas que forman la parte principal del edificio. Es como un centinela que se empina sobre la ciudad para velar por ella y para recordarle que allí está la fuerza que protege, entre otras garantías, la inviolabilidad del hogar. El pavimento parece que está cubierto de vistosas alfombras, cuyos detalles armonizan con el destino que corresponde a cada lugar, tal es la perfección que ha alcanzado para los productos de su fábrica de piedras artificiales el Señor Don Agustín Alvarado, con una tenacidad digna de un Bernardo de Palissy. La luz del día entra por veinte ventanas y por treinta y dos puertas, y se le da a aquella mansión la transparencia de una casa de cristal, cónsona con la diafanidad a que aspira toda administración pulcra. A izquierda y derecha se sucedes dos series de espaciosos salones adecuados al perfecto funcionamiento de los poderes públicos, entre los cuales sobresale el asignado al Ejecutivo del Estado, de forma angular, como si quisiera dar a entender que esta rama del poder, es la piedra angular en que descansa el edificio social. Cuando se ha recorrido todo el local se entra a la torre del edificio y desde sus salones se contempla su interior, se descubre una correspondencia entre su estructura y su misión cívica de la Ley, pues la amplitud del primero cuadro a la libertad que la segunda ampara; la simetría del primero recuerda la igualdad que la segunda nivela y, la forma del primero, semejante a un paréntesis como brazos que quieres aprisionar, estrechan la fraternidad que la segunda vigoriza. Hoy se abre solemnemente este Palacio de Gobierno. Es una página en blanco ante la cual se experimenta lo que se siente ante toda página en blanco: algo así como un propósito íntimo de evitar que caiga sobre ella la más leve mancha. Al alejarse el visitante de tan soberbio edificio lleva en el ánimo el perdurable recuerdo de que acaba de admirar un primoroso estuche con que la actual administración, dignamente presidida por el General Rafael M. Velazco B., obsequia a la Reina de Occidente, el día onomástico de la Rehabilitación Nacional, para que guarde en él las joyas de su autonomía…”

De esta forma, el día martes 19 de diciembre de 1922, tenía lugar la regia inauguración del Capitolio. Sin embargo, para que ello fuese posible hubo una serie de pormenorizados detalles que preparar para que todo saliera de la mejor manera posible. A tal efecto el General Rafael María Velazco Bustamante, hizo llamar a su presencia al maestro Napoleón Lucena, dado el prestigio de la Orquesta Mavare a su cargo a decir de Leoncio Martínez “leo”: “…era una sola masa musical, un chorro musical arrollador, acunador, ensoñador…”

La Orquesta Mavare, estaba integrada regularmente para esa época por catorce músicos y para ocasiones especiales lograba reunir veinte, que para la apoteosis que quería exhibir con el acto inaugural el General Velazco, no era suficiente. Sin embargo, por esos días existía división entre los músicos, que dificultaba su adhesión a la Mavare para aumentar sus filas de instrumentos para el magno evento. A tal efecto nos comenta Raúl Azparren (1978): “…le manifestó a Napoleón Lucena que aumentara el número de estos, bien fuese con algunos de los pertenecientes a la Banda del Estado o de otras agrupaciones musicales; manifestándole Lucena al Presidente del Estado que en algunas ocasiones de esa manera había procedido, cuando no pasaban de diez ejecutantes amigos pertenecientes a otros conjuntos, pero que al tratarse de un número considerable de artistas, la rivalidad imperante no permitía pedirlos a los respectivos directores. El Presidente del Estado seguidamente solicitó a Valencia los servicios del profesor Rafael Romero, padre del musicólogo Aldemaro Romero, quien luego de su llegada a Barquisimeto, no sólo agrupó a los artistas locales, sino que trajo algunos de El Tocuyo, Quibor y Duaca; y organizó la Gran Orquesta para amenizar el estupendo sarao con el que se estrenó la Casa de Gobierno el 19 de diciembre de 1922, fecha genésica de la Rehabilitación Nacional, como laudatoriamente se llamó a la de traición de Gómez a Castro…”

Según este mismo autor, la Gran Orquesta realizó sus ensayos en el Teatro Juares. Dos meses antes se iniciaron igualmente los ensayos de cuadrillas y lanceros. Se prepararon las damas seleccionadas ataviadas con las mejores telas para la confección de sus trajes. Corrobora este dato Fulgencio Orellana (1977), quien acota que, los ensayos se hicieron en el hall del Teatro Juares, durante varios días en que se congregó numeroso público a oír las melodías  que integraron el programa del sarao.

Recordemos las expresiones manifiestas del Dr. Eliodoro Pineda: “…la hábil mano del múltiple artista Virgilio Soteldo, autor también del Escudo, grabó en bronce un mandato de la Asamblea Legislativa del Estado, fiel intérprete de la justiciera voz del pueblo…” Tamaña proeza artística, es igualmente referida por Fulgencio Orellana (1977): “…Causó gran admiración y comentarios en los núcleos sociales de la ciudad la confección de un escudo de bronce, tallado a martillo por las manos de don Virgilio Soteldo, quien combinó el tosco martillar en una obra de escultura de gran significación; el día de la inauguración se hizo el pabellón nacional a los acordes de las notas de nuestro himno patrio y se develó el blasón estadal, donde el artista puso toda su maestría para dejar muy en alto el valor histórico del heráldico símbolo…”

El artista del lente fotográfico, Ernesto Balestrini fue el autor de la fotografía de la Gran Orquesta, que incluimos en la composición gráfica de hoy, donde hemos logrado identificar a casi todos los músicos presentes. En la primera fila sentados de izquierda a derecha: 1) Julio Alas. 2) Rafael Franco. 3) Pablo Arnoldo Rivero. 4) José Ángel Rodríguez López. 5) Teodoro Liscano. 6) Miguel Vizcaya. 7) Hermelindo Oberto. 8) Napoleón Lucena. 9) de pie en medio Rafael Romero Osio. 10) Jesús María Peñuela. 11) Manuel Salvador González. 12) Rafael Salas. 13) Virgilio Soteldo. 14) Pompeyo Rivero. 15) No identificado. 16) Virgilio Soteldo Daza. 17) Virgilio Teodoro Valera. 18) No identificado.19) Lucio Delado. 20) No identificado. En el mismo orden de pie en la segunda fila: 21) Rafael López. 22) Antonio Carrillo. 23) Marco Tulio Alvarado. 24) Ángel María Abarca. 25) Gumercindo Sequera. 26) Pedro Rivero. 27) Ramón Díaz. 28) Juan Bautista “Juanchito” Lucena. 29) Eusebio López, para un total de veintinueve participantes quienes bajo la batuta de don Rafael Romero Osio, le dieron descollante realce a la magnífica velada efectuada el memorable marte 19 de diciembre de 1922.

En el Capitolio, funcionó la sede del Ejecutivo del Estado Lara hasta 1933 cuando el General Eustoquio Gómez inauguró el nuevo Palacio de Gobierno en la esquina sureste de la hoy carrera 19 con la calle 25 y que se levantó sobre las paredes que desde 1905 estaban alzadas y en perfectas condiciones.

Desde 1933 hasta mediados de los años 50, en el Capitolio funcionó la Comandancia de la Policía del Estado Lara, hasta que se inauguró la nueva comandancia que se construyó en los terrenos del Stand del Club América, en cuya compensación le fueron adjudicados los terrenos en la actual Av. Fuerzas Armadas donde se encuentra en nuestros días desde su inauguración en 1954. Luego la edificación fue usada para el servicio de reclutamiento según nos refiere Fulgencio Orellana (1977) y al estrenarse las instalaciones del Conscripto en 1964, el inmueble le fue asignado a la Escuela “Giménez” hasta que finalmente fue demolido a raíz de la ampliación de la carrera 19 y con el objeto de levantar un nuevo y moderno edificio, lo que no sucederá sino muchísimos años después.

En la actualidad esta esquinada adquirida por el General Jacinto Lara durante su administración, es el edificio sede del Ejecutivo del Estado Lara, con más de un siglo de historia institucional.

 Barquisimeto, domingo 16 de marzo de 2025.

Fuentes Consultadas:

Azparren, R. (1978) Barquisimetaneidad, Personajes y Lugares. Talleres Escobar. Caracas. Venezuela.

Benet, F. (1929) Guía General de Venezuela. Tomo Primero. Casa Oscar Brandstetter. Leipzig. Alemania.

Cordero, L. (1971) Gómez y las Fuerzas Vivas. Editorial DONeMe. Caracas. Venezuela.

Hno. Nectario M. (1963) Bodas de Oro Instituto La Salle de Barquisimeto. Imprenta Profesionales “Sagrado Corazón de Jesús”, Juan Bravo. Madrid. España.

Orellana, F. (1977) Vivencia Tradición Narración. Tipografía Orellana. Barquisimeto. Venezuela.

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