(AP) — Un adolescente fue acusado de herir a un obispo y a un sacerdote cristianos durante un servicio religioso, en el segundo ataque con arma blanca de alto perfil registrado en Sydney en los últimos días y que las autoridades declararon este 16-Abr, como un acto terrorista.
El agresor, de 16 años, fue neutralizado por la conmocionada congregación de la Iglesia del Cristo Buen Pastor luego de que presuntamente apuñaló al obispo Mar Mari Emmanuel y al sacerdote Isaac Royel durante una misa el lunes en la noche, que estaba siendo emitida por internet.
La policía no comentó los reportes que apuntaban que los fieles de la iglesia ortodoxa asiria del suburbio de Wakeley le cortaron los dedos al joven, pero confirmó que las lesiones que presentaba en las manos eran “graves”.
El video del ataque se difundió rápidamente en las redes sociales y una turba enfurecida se congregó ante la iglesia exigiendo venganza. Arrojaron ladrillos y botellas a los agentes, que resguardaron temporalmente al joven en el interior del templo por su seguridad.
Varias personas, incluyendo algunos agentes de policía, tuvieron que ser atendidos en hospitales tras los disturbios que se prolongaron varias horas.
La policía y los líderes comunitarios dijeron que la ansiedad de la población aumentó luego de que el sábado una persona armada con un cuchillo mató cinco mujeres y un guarda de seguridad que trató de intervenir en un centro comercial de Sydney. El agresor, Joel Cauchi, de 40 años, tenía antecedentes de problemas psicológicos. Falleció abatido por la policía.
La comisaria de la policía de Nueva Gales del Sur, Karen Webb, declaró el martes que el ataque en la iglesia era un incidente terrorista, pero no así el del centro comercial.
La calificación de terrorismo permite destinar más recursos policiales al delito y permite que las autoridades puedan detener y registrar a personas, recintos y vehículos sin necesidad de una orden.
Webb apuntó que las declaraciones y acciones del adolescente apuntaban a que el ataque tenía motivos religiosos, pero no ofreció más detalles acerca de los comentarios.
“Creemos que hay elementos que se satisfacen en términos de extremismo religiosos y, `por supuesto, intimidación de la población a través de los actos de esa persona, al acudir a la iglesia, mientras se estaba emitiendo en vivo, intimidar no solo a los feligreses presentes sino a los que estaban viendo por internet y, posteriormente, las personas que acudieron al exterior de la iglesia y los disturbios que se registraron”, explicó Webb.
La Organización Australiana de Inteligencia y Seguridad, la principal agencia de espionaje del país, y la policía federal se han unido a la policía del país en un grupo de trabajo antiterrorista para investigar quién más pudo estar implicado en el ataque.