Reinaldo Gómez– La situación de recurrente confrontación que se viene presentando ocasionalmente entre los comerciantes y la directiva del Mercado Mayorista de Barquisimeto (Mercabar), volvió a adquirir características de tensión a partir del pasado miércoles, cuando fueron violentados tres locales comerciales a una empresa que los regenta, denominada Inversiones Paumar, acción que varios comerciantes del lugar aseguran fue cumplida en acatamiento a expresas órdenes del actual presidente de Mercabar, Juan Carlos Sierra.
Pero la cosa no termina allí, por cuanto esos mismos comerciantes aseguraron a este diario que ellos tienen conocimiento de que la intención de Sierra es la de ordenar sean violentados otros locales comerciales de la instalación paramunicipal.
Lo ocurrido
Aún cuando, tanto los vigilantes privados como los guardias nacionales allí presentes, negaron el acceso al interior del mercado, el equipo periodístico de EL INFORMADOR se las arregló para lograr ese acceso.
Así, en conversación con cuatro dueños de locales allí presentes, quienes se identificaron como Leyda Matos, Emma Vizcaya, Alberto Meléndez y Arsenio Ramírez, éstos recordaron que, prácticamente desde hace alrededor de año y medio, cuando Sierra asumió su cargo, se iniciaron las discrepancias, «por cuanto él lo primero que hizo fue notificarnos que todos los contratos de arrendamiento habían sido anulados, y que habría nuevos cánones de arrendamiento, y que quienes no estuviésemos de acuerdo, que acudiéramos a un tribunal, y eso fue lo que hicimos, y estamos en este momento todavía a la espera de esa decisión».
-Pero resulta -agregaron- que Sierra no ha querido esperar por esa decisión judicial, como debe ser, sino que, el pasado jueves 13 de junio, esperó que culminase el horario de trabajo, que es a las 4:00 de la tarde, y que se hubiesen ido todos los empleados que allí laboran, para entonces, a eso de las 7:00 de la noche, reventar los candados de los tres locales de la empresa Inversiones Paumar, -dedicada fundamentalmente a comercialización de artículos del hogar, y de algunos víveres-, pero, para mala suerte de ellos, alguien alertó a sus propietarios y a otros comerciantes. Decidimos venirnos de inmediato hasta acá, y prácticamente lo pudimos detectar en plena flagrancia, para hablar en lenguaje jurídico, o policial, en lo que no fue sino un acto descarado y abusivamente vandálico».
«Un irrespeto…»
Recalcaron que Sierra «hasta irrespetó al tribunal», porque, según ellos, «ese mismo tribunal nos asignó una cuenta en la cual estamos pagando nuestros arrendamientos, al menos mientras dure el juicio».
¿Sierra alegó algún motivo para ordenar violentar -como dicen ustedes- las puertas de tales locales?
-Lo que él dijo fue, que los productos allí existentes serían destinados a las cajas o bolsas CLAP.
Expresaron los declarantes que la situación los ha obligado a todos ellos a establecer una especie de vigilia de unos 30 comerciantes por día, «para evitar, o para tratar de evitar, que sigan estos atropellos, ya que nos están tratando como si fuésemos delincuentes en nuestros propios establecimientos».
Si bien es cierto que los locales están arrendados a precios irrisorios, la Directiva de Mercabar debe acudir al SUNDEE y solicitar un aumento del canon de acuerdo a lo establecido en la LEY DE REGULARIZACION DE LOCALES COMERCIALES, pero en ningún caso violar la Ley, pues están propensos a sufrir las sanciones civiles y penales sus Directivos.