“Estas casas son prestadas, porque, si sales de viajes y no, notificas al Consejo Comunal, cuando llegues no tienes apartamento”, esa es la expresión de un residente del Urbanismo Alí Primera, al norte de Barquisimeto, quien afirmó que el inmueble otorgado por la administración de Maduro hace seis años, no puede quedar solo en ningún momento.
Ese es el temor que ahora siente miles de familias, tras los desalojos arbitrarios que se han venido realizando en el urbanismo Alí Primera en los últimos días.
“Aquí hay gente, que le han quitado los apartamentos, le cambian la cerradura sin importar que tengan muebles, electrodoméstico o hayan remodelado. Aquí alguien falta una semana, y si los vecinos dicen que el apartamento está solo, vienen funcionarios del Banco Nacional de Vivienda y Hábitat (Banavih) y le quitan el apartamento”, afirman.
La fuente quien por temor a represarías, prefirió no revelar su identidad dijo que a veces esas inspecciones se hacen, mientras las personas están trabajando, o en una cola por la gasolina, por lo cual a veces no pueden retornar a sus hogares.
Otra persona quien también reside en el macro complejo habitacional, y prefirió el anonimato dijo a El Informador Venezuela que hay mucho atropello por parte del Consejo Comunal y los Colectivos, quienes su único argumento para desalojar a una familia, es que el apartamento este solo por unas horas.
Vivir aquí, es para ricos
La informante dijo que vivir en Alí Primera, es para personas con altos recursos económicos, porque para residir allí, se deben gastar 12 dólares mensuales en agua, porque no hay agua por tubería, además no hay gas, por lo cual una familia debe tener una arrocera, una cocina y una plancha eléctrica para poder cocinar.
“Ah y si se va la luz, debe tener pan, queso y jamón para poder cenar”.
Desalojos
El pasado viernes 9 de octubre al menos 15 familias fueron desalojadas de sus viviendas en el urbanismo Alí Primera.
Algunas personas contaron que al urbanismo llegaron funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) con funcionarios de Banavih, quienes hasta puertas soldaron.
Por Anderson Piña Pereira
Foto Archivo EI
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