Recientemente la misión OSIRIS-REx ha revelado algunos de los primeros resultados tras haber cumplido con éxito sus objetivos. O lo que es lo mismo, después de haber traído a la tierra importantes muestras del asteroide Bennu. Los análisis parecen contundentes: se han encontrado considerables cantidades de agua y carbono.
¿Qué podría significar esto exactamente? Pues desde la NASA no se hayan con rodeos: “Podrían demostrar que los componentes básicos de la vida en la Tierra se pueden encontrar en una roca”, han comentado desde la agencia estadounidense.
De hecho, las primeras impresiones parecen haber disparado el optimismo de la NASA en muchos sentidos, tratándose, al parecer, de una misión más importante de lo que mucha gente piensa. Después de que el asteroide Bennu fuese descubierto hace más de dos décadas, la NASA envió en 2016 la misión OSIRI-Rex con la intención de traer una muestra del mismo.
Ahora, más de 3 mil millones de kilómetros después, la NASA no solo confía en que el material obtenido ayude a entender cómo funciona la vida en el espacio, sino también en la propia Tierra. Siempre, según parece, con los mismos interrogantes orbitando en las mentes de los científicos.
Dicha muestra, “ayudará a los científicos a investigar los orígenes de la vida en nuestro propio planeta para las generaciones venideras”, han comunicado portavoces de la agencia. “Casi todo lo que hacemos en la NASA busca responder preguntas sobre quiénes somos y de dónde venimos”.
Bennu, ¿un asteroide peligroso?
Aunque todavía queda trabajo por hacer a la hora de estudiar en profundidad el material del asteroide conseguido por la NASA, parece que hay muchas cosas que la misión OSIRIS-REx está ayudando a confirmar. Por ejemplo, la propia naturaleza del asteroide Bennu. Según se calcula, este se formó hace 4.500 millones de años. Es decir, a la vez que la Tierra.
Teniendo en cuenta este hecho, los científicos confían en poder descubrir nuevos detalles acerca de cómo se formó el sistema solar, la Tierra o incluso de cómo llego a surgir la vida en ella. Aunque también hay otros asuntos que preocupan, y mucho, a los expertos de la NASA.
Hemos comenzado este artículo hablando del peligro que pueden suponer para nuestro planeta algunos cuerpos celestes. Pues bien, el asteroide Bennu no es ninguna excepción.
Parte del interés de la misión OSIRIS-REx también pasa por descubrir mejor cuál podría ser la amenaza si, tal y como se cree, su trayectoria pudiese llegar a cruzarse con la de la Tierra. Algunos estudios, incluso, ya proponen una fecha para ello: septiembre de 2182.
Fuente: Computer Hoy