Las marchas callejeras convocadas para el lunes en Cuba no llegaron a cristalizarse después de que los organizadores denunciaran que simpatizantes del gobierno les impidieron salir de sus casas y recibieran citaciones de la policía, desde días antes.
Tampoco se vieron las acciones opositoras que los propios activistas habían sugerido a la población a manera de protesta si no deseaban salir de sus hogares, como la colocación de sábanas blancas en balcones o ventanas y aplausos a la 3 de la tarde, la hora prevista para la manifestación.
La convocatoria a las acciones de protesta coincidió con la jornada en que las autoridades dispusieron la reapertura de la isla al turismo internacional y un cambio en el protocolo sanitario contra el COVID-19, que permitirá mayores vuelos comerciales, así como retomar las clases presenciales.
La marcha fue convocada para exigir la liberación de presos —sobre todo aquellos que fueron detenidos en julio en otras protestas_, mayor respeto a los derechos humanos y un diálogo nacional.
La fiscalía advirtió hace algunas semanas que quienes participaran en la manifestación serían encarcelados. El Gobierno sostiene que la marcha estaba impulsada y financiada por Estados Unidos,
El cineasta y director de fotografía Raúl Prado, declaró a la AP muchas personas «están sufriendo también las consecuencias» de haber expresado públicamente su disposición a manifestarse, pues las autoridades les cortaron el internet, se apostaron policías de uniforme o vestidos de civil en sus domicilios o sufrieron «actos de repudio» de vecinos o activistas que coreaban consignas revolucionarias o gritaban contra quienes consideran contrarios a sus ideas.
Las plazas y parques donde se realizarían las manifestaciones fueron tomados por grupos de simpatizantes del gobierno para actividades culturales, con las cuales dieron la bienvenida a la reapertura de aeropuertos del país al flexibilizarse las medidas restrictivas por el COVID-19. Además, también lo hicieron para conmemorar los 502 años de la fundación de La Habana.
«Se quedaron vestidos para aquella fiesta. La fiesta nuestra, la fiesta de Cuba está siendo una maravilla», dijo el canciller Bruno Rodríguez en una transmisión en internet luego de que no se realizaran las marchas u otras acciones, y a las que calificó de «operación fallida» y «completo fracaso».
TEXTO Y FOTO: AP