Costumbrista morandino cree que El Tocuyo es víctima de la maldición de los Capuchinos < El Informador Venezuela
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Costumbrista morandino cree que El Tocuyo es víctima de la maldición de los Capuchinos

PEDRO TIMAURE / Se ha dicho con mucha resignación y hasta con tristeza, que buena parte de las desgracias políticas y económicas de este conglomerado se deben a una maldición hecha por los capuchinos a los habitantes de El Tocuyo, municipio Morán. En el pueblo hay escasez de alimentos, medicinas, la salud está en problemas, los servicios públicos no sirven, los gobernantes a pesar de ser nativos de aquí lucen indiferentes ante la gran cantidad de casos que presenta la “Ciudad Madre de Venezuela. La educación pasa tragos amargos en la actualidad. Tampoco hay como movilizarse debido a  no hay gasolina en las estaciones de servicios.

Lo anterior lo expuso el conocido costumbrista, Gustavo Guzmán Medina, al  hacer referencia de la grave problemática por la que atraviesa la ciudad,  jamás vista por los habitantes de un pueblo que hoy sufre los rigores de la escasez y de los malos servicios públicos. Para muestra un botón teniendo una represa construida para darle el suministro de agua al pueblo, la comunidad está alarmada porque no llega una gota de agua a ninguna hora del día o de la noche, mencionó

Relata nuestro informante que en El Tocuyo, se instauró la costumbre de donar parte de los bienes a la iglesia, para el mantenimiento de escuelas, hospitales y asilo o casa de beneficencia. Cuando alguna persona hacía su testamento, una parte de este era donado a la iglesia. La costumbre se hizo ley y los capuchinos instaurados en la ciudad aplicaron este precepto con todo rigor. Al correr  de los años, los tocuyanos se cansaron de hacer estas donaciones casi obligadas y dejaron de asistir a las iglesias. Esa negativa de los residentes de esta ciudad a seguir donando partes de sus bienes a la iglesia, trajo como consecuencia una reacción fuerte de los padres capuchinos que vieron mermados sus ingresos económicos.

Así nació lo que se conoce en El Tocuyo, como la “maldición de los capuchinos”. A toda las personas que se negaron o que ocultaren bienes pertenecientes a los santos lugares de Jerusalén, como son las limosna, legado, ya en su dueño o en su plata, vino, pan, aceite, frutas, lana, lino y otras cosas, se les dictó la pena de excomunión mayor. Según el padre capuchino Francisco Rosado, el 15 de agosto de 1.719, se leyó la anatema y decía lo siguiente: “los domingos y días fiesta eclesiástica, se cubrirá la cruz de luto, se tocarán la campanas y se lanzará agua para apagar el fuego que mantiene viva a las ánimas de los excomulgados.

Sea como fuere los capuchinos echaron una fuerte maldición a los tocuyanos que negaban a pagar a la iglesia los compromisos económicos adquiridos con ellos. La reacción de la gente obligó a las autoridades a llevarse de la ciudad a estos sacerdotes.

Al despedirse de El Tocuyo, en la parte alta de los Dos Caminos,  voltearon hacía atrás, sacudieron sus sotanas y sandalias reafirmando la maldición. Desde entonces la ciudad procera de Venezuela no sale de un problema y sus obras quedan a medias. Ejemplos lo que ahora ocurre y vive el pueblo todos los días, explicó Gustavo Guzmán Medina.

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