La iglesia necesita atención gubernamental
Marielny Bravo.- La histórica iglesia San José, situada en la calle 25 entre carreras 21 y 22, es ahora catalogada como un hotel de lujo para los indigentes, quienes defecan en l a zona y lanzan basura, dejan cartones en el piso y el hedor es insoportable.
Beatriz Rojas, miembro de los pastorales caritativos y sociales de la iglesia, afirmó que hay mucha gente en situación de calle cerca de la zona y eso afecta directamente a la iglesia.
“San José sin sus loquitos, no es San José”, describió Rojas, quien señaló que muchas veces estos ‘loquitos’ entran al templo y se desnudan o defecan durante las misas, provocando la incomodidad de los feligreses.
La coordinadora del pastoral caritativo Onelia Saldivia comentó que la iglesia no poseen ningún control o ayuda para tratar con las personas inestables que se adentran a la iglesia y que a ellos sólo les queda sacarlos con cuidado.
Sin electricidad e inseguridad
La plaza que rodea a la iglesia carece del servicio eléctrico, y dentro de la estructura también la electricidad trabaja “a media máquina”, ya que el generador no funciona correctamente, afirmó Saldivia.
Por tal motivo las eucaristías que culminaban a las 7:00 de la noche tuvieron que ser adelantadas a las 6:00 de la tarde, para así poder aprovechar la luz natural y salvaguardar la integridad de los feligreses, ya que la falta de luz se prestaba para la delincuencia a las afueras de la parroquia.
En reiteradas ocasiones se les hizo un llamado a las autoridades para solventar ambos problemas. Sin embargo, la iglesia no ha tenido respuestas .
Espanten los clientes
Los vendedores apostados en la plaza están ‘hartos’ de la situación con los indigentes y delincuentes, que, según ellos, les corren la clientela.
“Los locos se la pasan desnudos y los recicladores lo que hacen es regar la basura (…) Los delincuentes nos han robado todo, hasta unas matas que trajimos para adornar”, denunció un comerciante.
Tanto los miembros de la iglesia y como los comerciantes circundantes a ella piden con desdén a las autoridades que se encarguen de todas estas irregularidades, tanto electricidad, como seguridad, y especialmente, demandan que “recojan a todos los enfermos mentales que están dañando la iglesia”.
